18/9/08

UN 18 en la Condell

Una voz joven y castrense nos invita a abordar la nave. “Tengan la bondad de pasar a la Condell, por favor”, dice esa voz de forma decidida y autoritaria, pero con cariñosas y amables intenciones.

La veintena de chilenos que esperamos en uno de los muelles del puerto de Dublín comenzamos a movernos en busca de protocolo, pues ahí, en el muelle, aún es Irlanda y muy pocos de los chilenos se conocen entre sí. Entonces conversan, se presentan, se ríen sin orden aparente y la voz autoritaria, pero amable que nos conmina a entrar a la Condell, también nos está dando el salvoconducto para pisar un pedazo de territorio nacional donde sí reina una cierta formalidad. “Cuidado con la pasarela que no resiste tanto peso, crucen de a uno”, arenga la voz para prevenirnos de algún accidente en el instante que la ansiedad puede más que la procura.

La embajada de Chile en Irlanda ha organizado una recepción en la cubierta de la Corbeta Almirante Condell recientemente adquirida a la Armada Inglesa aunque, claro está, de segunda mano. De hecho aún no ha visitado Chile, pero en su largo camino a la patria que ahora defenderá tuvo que hacer un alto en la capital de Irlanda por expresa petición de la embajadora. Tras enterarse que en una fecha tan importante para el país un navío de la Armada chilena surcaría aguas irlandesas, la representante no dudó en pedir que el ministerio de Defensa aprobara un desvío en la ruta ya programada. Unos nudos más al norte y una semana más de retraso para la tripulación de 180 hombres –y una mujer, la primera chilena oficial destinada en un buque de guerra- que demorarán más tiempo en ver a sus familia. “Es un sacrifico que estamos dispuesto a cumplir”, comenta un oficial cuando la noche ya es noche, las botellas de vino ya se han abierto y la camaradería se extiende por los recovecos del vehículo marino.

Es miércoles 17 de septiembre de 2008, cerca de las 19:30 horas y a todos los presentes se les conmueve el corazón. Algunos, luego de pocos años fuera de la patria, sacan fotos a las banderas que ondean en los mástiles de la Condell y musitan palabras nostálgicas, otros, los que ya llevan casi una vida en Irlanda, comentan los vericuetos y chismes que surgen de la delegación chilena en Dublín. “La Cónsul con tres copas de vino es bastante más simpática” puedo oír que dicen dos o tres bocas distintas, los que me confirma que en efecto la segunda de la embajada nacional no es un panegírico de bondad. Los que venimos de paso la situación no deja de ser sobrecogedora y especial: un 18 de septiembre entre chilenos, en Irlanda, a bordo de un buque de guerra, comiendo empanadas hechas en las cocinas de la nave con carne inglesa, aceitunas españolas y cebollas irlandesas. Las botellas de vino son de tapa rosca, pues, aunque el vino es chileno, no se conoce el corcho entre los irlandeses.

Recuerdo con cariño el último 18 que pasé en Chile, pero el 18 del año pasado pasó inadvertido por mi calendario y quizás es cierto lo que me dice mi buen amigo Mariano: “A ti nunca te interesado mucho las Fiestas Patrias”… Pues sin lugar a dudas no era la empanada que soñé aquella que me comí, ni el vino que hubiera comprado, aunque no es eso lo que más extraño del 18, sino el aserrín de las fondas, el olor a eucaliptus, el éxtasis de gente como Mariano que se prepara para con antelación para septiembre. Y también la posibilidad de ir con varias copas de más por la calle sin el miedo de que Carabineros te arreste, muy por el contario con la seguridad de que están ahí para protegerte, pues es 18 de septiembre y la patria está de cumpleaños.

El Comandante de la Nave da un corto discurso que a su vez da pie para unas frases del agregado naval de Chile en Londres, quien le da el pase a la embajadora en Dublín, la cual además de articular propias palabras, lee unas líneas escrita por Su Excelencia la presidenta de la República Michelle Bachelet que evidentemente se leerán en todo evento que por estos días se celebren por el mundo y reúnan dos cualidades: ser chilenos y ser oficiales. Las vanas palabras de la Presidenta, repletas de emotividad, avivan una que otra lágrima entre los presentes emocionados por cualquier gesto o emulo que trasfiera sus vidas a ese lejano Chile, pero cercano por algunas horas a bordo de la soberana corbeta.

Así el encuentro continua entre copas de vinos y pastelitos de manjar. Conversaciones sesudas, recuento de experiencias: “¿Dónde te tocó a ti ir con la Esmeralda?”, “¿qué haces en Irlanda?”, “¿qué es lo que más extrañas de Chile?”, “¿la palta?, yo la palta”, “no yo el pisco”.

Luego aparece un huaso, que no es huaso, sino un suboficial disfrazado como tal, pero que está feliz, pues en rigor todos están felices y aunque se pone a llover otra vez en Dublín, la conformidad también aborda los límites patrios de esa vetusta, pero a la vez nueva corbeta que tienen como frontera una pasarela endeble, única vía que nos comunica con tierra firme, con Irlanda, con otro país.

Al final el no estar es lo que te hace sentir.

1/9/08

Tropa de Elite

"La BOPE es el mejor equipo de combate urbano del mundo.
Nuestras tropas en Irak, deben aprender de la BOPE”.

Bian Serna, miembro de la
Guardia Nacional de EE.UU.

El Capitán Nascimiento se levanta todos los días muy temprano en su piso de clase media ubicado en un acomodado barrio de Rio de Janeiro. Se ducha, desayuna ligero y se despide con un fuerte beso en la frente de su esposa embarazada de seis meses. Después de eso se marcha al trabajo. El Capitán Nascimiento es miembro de la BOPE (Batalhão de Operações Policiais Especiais en portugués), un escuadrón similar al SWAT de Los Ángeles o incluso al Gope de Carabineros de Chile. Pero con una diferencia fundamental: La guerra que enfrenta la BOPE en las favelas de Rio es permanente, es diaria, lo que trasforma a esta escuadra como la mejor y más estrenada tropa de asalto urbana del planeta.

Difícil suponer si la rutina del Capitán Nascimiento es una dicha o un crucifijo. Pocos soldados en el orbe, pueden darse el lujo de despedirse de sus esposas todas las mañanas y desayunar con ella, pero por lo mismo, pocos soldados tienen el inconveniente de arrastrar problemas laborales hasta la más profunda intimidad.

El cine
La película brasileña del año 2007 Tropa de Elite, narra no sólo este aspecto del BOPE, quizás un asunto secundario dentro del drama, como también lo es la corrupción de la Policía Militar –otra institución policiaca-, el honor, la venganza, la ambición y los ideales. Logra además hacer de Ciudad de Deus, otra gran película-documental, una ficción también secundaria, dejándola como una brutal anécdota que dura 20 años dentro de un tema global que va más allá de la historia de un par de niños que crecen en una favela.
El fondo de Tropa de Elite es un análisis sociológico de la guerra contra el micro tráfico de las favelas de Rio de Janeiro y nos desnuda una verdad que es fácil de transpolar y ver en las “buenas intenciones” que el primer mundo tiene para con los “problemas” de América Latina, África y otros regiones del mundo que no se rigen por la lógica “occidental”.
Y es que para entender Tropa de Elite hay que escapar de la lógica del empate. Es paradójico, pero las historias de policía corrupta y muy dada a las violaciones a los DD.HH., versus mafias de traficantes que imponen una cierta seguridad en sus barrios a punta de Kalashnikov y otras armas, han creado una idea de que en el mentado caos, y entre estas dos bandas criminales, la no “estatal”, la que no representa a la sociedad y/o al sistema, es la preferible.
No, acá los buenos son los buenos –policías bastante exaltados, pero incorruptibles- y los malos son los malos de siempre –narcotraficantes que cuando las cosas se complican no dudan en matar a quien sea-, pero estos últimos no están sólo. La película apunta una obviedad: es la clase media y alta, que consumen las drogas, quienes mantienen un parte importante de esta guerra funcionando y es esa misma clase media y alta la que se espanta por la actitud de la corrupta y violenta de la policía. Es la misma que es capaz de salir a la calle por la muerte de un miembro de una ONG, pero no por la de un policía en servicio.
Claro, después de ver tamaña película, con un gran tratamiento visual tal como Carandirú o la nombrada Ciudad de Deus, uno se pregunta cómo se llegó hasta ese nivel de anarquía y de cinismo en las favelas de Rio de Janeiro. Asoman entonces palabras como eterno, estático, inquebrantable. Son muchos los que se benefician de esa guerra entrena y los violentos policías de la BOPE son uno de ellos, pero eso no los convierte en los más denostados por violar los DD.HH. con una intensidad pasmosa.

Sin fin
Sin embargo, y en eso la película es bastante clara, todos creen poder solucionar el entuerto, o mejor dicho todos creen poseer la verdad. Desde los policías hasta las ONG, las universidades e incluso los traficantes.
Lo que pasa es que al saber que no habrá fin, al tener la certeza que la guerra no va a terminar, -pues unos y otros ganan con la misma- afloran los temas individuales que mueven a los personajes. Esa metáfora es la que aclara el panorama. En rigor, cuando se impone una visión propia y cuando priman, ya no intereses personales, sino legítimos afectos individuales (como la ambición del Capitán Nascimiento de dejar la BOPE debido a que será padre y vive permanentemente estresado) es cuando la guerra no ve el término y escuadrones como los nombrados seguirán existiendo.

20/8/08

La RDA era la mala (polémicas olimpicas 2)

Creo que a los seis años el simplismo geopolítico se define gracias al deporte.
Ejemplo: Cuando recién superaba el lustro de vida habían dos Alemanias, pero ¿Cómo distinguirlas sin saber que era el capitalismo o el comunismo? Ni Guerra Fría, ni II Guerra Mundial, ni muro de Berlín… Sencillo: la Alemania Occidental (RFA) era la buena, pues había ganado dos mundiales de fútbol y tenía a varios de los mejores jugadores de Europa, y la Alemania Oriental (RDA) era escuetamente la mala, ya que tenía escasa figuración futbolera en el orbe.
Seguramente aquella dicotomía estaba fehacientemente influida por el contexto chileno, pues esa era la visión “oficial” que se tenía de la Germania dividida. La RDA, receptora de innumerables exiliados chilenos, era enemiga del Régimen de Pinochet.
Dicho lo anterior, cabe subrayar que a los JJ.OO. de Seúl 1988 –desarrollados cuando tenía seis años- no los seguí con la intensidad que hubiera deseado debido, quizás, por la hora de las transmisiones (madrugada). Sólo poseo recuerdos de algunas postales de aquella cita, pero no retengo en mi memoria visual la plata de Alfonso De Iruarrizaga en tiro al vuelo, por ejemplo.
Es por esto que aquella simple comparación de las alemanias antes descrita no se vio modificada por la cantidad de oros que la RDA consiguió en Seúl (37), bastantes más que los 7 que obtuvo la RFA. Si me hubiera enterado de eso en aquel momento se hubiera producido una entropía más allá del deporte que los años no habrían sanado. “¿Deportivamente la buena es la mala, es mala y mala para el fútbol? ¿Y la buena resulta que no es tan buena, pero es la buena en fútbol y en lo demás?”. La caída del muro un año después impidió que en Barcelona ’92 aquel postergado debate mental se hubiera producido.

Los casos
Se pensaba que una vez unida Alemania sería potencia en todo orden de cosas y más aún en deportes. Si bien en términos económicos lo es –a pesar que las modificaciones en las estructuras económicas de la RDA hayan llevado a la pobreza capitalista a miles de habitantes de la zona del Este- y aunque las instituciones del Siglo XXI imposibiliten un desarrollo militar de envergadura para la antigua Prusia; en lo estrictamente deportivo Alemania no ha dado el gran salto que se presuponía.
En Seúl, Alemania hubiera ganado 44 medallas de oro, en Barcelona, ya unida, sólo consiguió 33. En Atlanta no llegó a los 20 y en Sydney y Atenas el número fue bastante menor: 14.
Muy por el contrario, una vez caído el muro y deshilachadas las vendas de la prensa comunista (o cambiadas por unas más pequeñas, pero igualmente entorpecedoras), estallaron los innumerables casos de dopajes en deportistas orientales, lo que demostró que casi la mitad de los logros de la RDA era frutos de los anabólicos u otras drogas.

Hubo situaciones que han llegado a ser tristemente patéticas, como el caso de Heidi Krüger (en la foto), ahora Andreas Kruger. Quien fuese una de las mejores lanzadoras de bala y disco en la Europa de los ’80, y dos veces campeona continental juvenil, ha tenido que someterse a operaciones para cambiarse de sexo ¿La razón? La cantidad de hormonas masculinas que su entrenador le suministró para lograr un progreso físico inigualable. Andreas demandó a su ex entrenador el año pasado.
Se sitúa en un número cercano a 10 mil los atletas que recibieron algún tipo de dopaje, siendo el Oral Turinabol –hormona para el crecimiento producida por la empresa farmacéutica Jenapharm en Dresden- uno de los más usados y controvertidos. Y es que hay otros casos: la nadadora Christiane Knacke-Sommer, tiró su medalla de bronce en los JJ.OO. de Moscú en medio del juicio por dopaje a doctores de la RDA. “Los médicos han destrozado mi cuerpo y mi mente”, gritaba mientras su presea iba a dar al suelo. Rica Reinisch, tricampeona olímpica de natación, tuvo que operarse de varios tumores en los ovarios a causa de la testosterona, mientras otras quedaron infértiles. Hubo levantadoras de peso a quienes les amputaron sus pechos y mujeres a quienes se les provocaba embarazos –y luego abortos- para aprovechar las primeras semanas de gestación, cuando el rendimiento físico aumenta.

¿Qué se buscaba con todo esto?
Alemania del Este llegó a situarse como la décima potencia industrial a principios de los ’70. La crisis del petróleo de esa década menoscabó ese logro y la única economía socialista con una industria propia y desarrollada comenzó a decaer. Cabe destacar que sólo en 1968 la otra Alemania reconoció la existencia de RDA gracias a las oestpolitik del canciller federal Willy Brand… Todo esto empujó a un carrera fundamental para demostrar –y demostrarse- cual de los dos modelos de alemanias era mejor. El mismo esquema entre URSS y EE.UU. llevado a cabo en límites identitarios e íntimos.
Alemania del Este lo estaba logrando en el apartado deportivo. Parecía ser la vía mientras su economía desaparecía, la Stasi campeaba por Berlín y los ciudadanos intentaban cruzar desesperados el Muro; más la unificación permitió saber la verdad, verdad que en EE.UU. se investigó sólo 10 años después.
Y es que éste análisis va más encaminado en apuntar lo costoso que ha sido para Alemania volver a tener un equipo olímpico de envergadura y al sistemático empleo del doping para lograr objetivos nacionales, ya que si nos ponemos a rebuscar entre los atletas de los ’80 quizás sólo encontremos trampas.

Aún hay cinco récords mundiales vigentes logrados en los '80 por atletas de la RDA:
Ulf Timmermann en lanzamiento de la bala masculino (22,47), Ilona Slupianek en lanzamiento de la bala femenino (22,41), Martina Hellmann en lanzamiento del disco femenino (72,30), el equipo de relevos femenino de 4 x 400 (foto) y Heide Friedrich en los 200 metros libres de natación.

14/8/08

Pólemicas olímpicas 1

Lo bueno, bonito y barato de los Juegos Olímpicos es que todo el mundo puede opinar de ellos sin saber nada de deportes. Y no me refiero al ciudadano promedio, que opina de todo sin saber casi de nada, sino de algunas voces, avezadas en espinados temas, que se sienten en la obligación de enlazar tendencias económicas y/o geopolíticas a lo que ahora está sucediendo en China. Aunque puede ser que todo relacionado.Cada JJ.OO. trae consigo la semilla de la polémica y en algunos post anteriores de éste humilde medio traté de ello. En Beijing esos “temas” saltan como garrapatas a las rotativas: un atentado en el norte de China, una protesta pro-Tibet, la niña que cantó en la ceremonia inaugural no era niña o algo por el estilo…
Sin embargo, en este verano boreal la rápida y violenta Guerra del Caucaso ensombreció esas polémicas, ya que quienes suelen dar con ellas estaban ocupados de un asunto de verdad. Un asunto que involucró al menos 2000 muertos, un desplazamiento militar sin precedentes desde la Guerra Fría, un presidente -Mijaíl Saakashvili (en la foto)- que quiso emular a Leopoldo Fortunato Galtieri con Las Malvinas y una nación, Rusia, que esperaba éste momento quizás desde agosto de 1991.
Una vez acabados los enfrentamientos, gracias a la mediación de Nicolás Sarkozy, germinaron los primeros dimes y diretes y el azar quiso que España fuese uno de los involucrados.

Ojo con los ojos
La selección de baloncesto ibérica acepto posar en una sesión fotográfica modificando su visaje rasgando sus ojos con los dedos, simulando ser orientales. Una perfomance bastante imbécil, inocua, tonta, que generó ronchas en los medios de países los anglosajones, quienes acusaron a España, una vez más de ser racista, recordándole los dichos de Luís Aragonés a Fernando Torres en noviembre de 2004 (cuando le decía que “era más que ese negro de mierda” refiriéndose a Thiery Henry) y los insultos de algunos hinchas a Lewis Hamilton en el circuito de Valencia de Formula 1… Incluso se aventuraron a decir que ese tipo de eventos podía afectar la candidatura de Madrid para los JJ.OO. el 2016.
España se sintió tocada. Los BLOG de destacados opinadores de Marca y As defendieron la mentada foto de manera patética y nerviosa, burlándose además del fanatismo “progre” de The New York Times o The Guardian, por citar algunos.
Olvidan, quienes esgrimieron la defensa española, que los antecedentes de racismo deportivo a los cuales se refirieron los periódicos de habla inglesa obviaron otros hechos de igual o peor magnitud. Los gritos contra el camerunés Samuel Eto’o en La Romareda de Zaragoza hace dos años, por ejemplo. O sin ir más lejos, los gritos del entrenador del equipo Sub-20 del Espanyol de Barcelona contra el combinado nacional de Chile hace apenas dos semanas.
Si a eso le sumamos videos que muestran golpizas contra inmigrantes sudamericanos o vejamenes contra ciudadanas de Europa oriental (efectuados por la propia policía), la ecuación de la cual irónicamente habla Santiago Siguero en su blog del diario Marca si que es plausible.
España no es un país xenófobo por que los jugadores de baloncestos poses en una mofa de foto. España en general no es un país racista, es más, ha vivido el desprecio europeo con igual intensidad que ellos al despreciado al latinoamericano. Y no es que sea una situación de igualdad, sino que demuestra que en España se sabe lo que es emigrar. Pero tienen los españoles en estos momentos un tejado de vidrio enorme, una hoja de vida manchada, antecedentes por montones. Si quiere los JJ.OO. si que debería preocuparse, pensar dos veces antes de hacer tonterías y recordar que ya tiene un frente abierto enorme referido a los dopings de EPO en ciclismo como para abrir otro.

9/8/08

Olimpicos de Londres

Nunca iré a Pekín o Beijing. Quizás sí, nunca se sabe. Lo claro es que nunca iré a Pekín cuando se desarrollen unos JJ.OO. en esa ciudad y el mundo entero esté al corriente de lo que acontece en la capital del Estado comunista y dictatorial al que se suele denominar China. Con inauguración pletórica y colosal incluida. Grandilocuente e histórica para más señas. En resumen CHINA. En resumen los JJ.OO. más polémicos desde Los Ángeles 1984 y el boicot soviético.Si me toca ir a China en el futuro los actuales JJ.OO. se conjugarán en pretérito y sólo visitaré al venidero imperio imperante. Lo que no es poco.

Pasado de Londres
La semana pasada fui a Londres, capital del Reino Unido, la antigua mega-metrópoli que dominó el planeta hace 70 años y que mantiene, y siempre mantendrá, el aura de ser una de las aglomeraciones urbanas –URBES- más atrayentes de la Tierra. Londres fue designada hace tres años como sede de los próximos JJ.OO. que se realizarán el 2012, los siguientes después de los que actualmente se disputan en Asia.
Me enfrenté, entonces, a un desfase de cuatro años que me impidió saborear el clima que vive una ciudad cuando está engalanada olímpicamente. Cuando el foco de atención mediático estaba en las antípodas de Londres yo estaba ahí… una ciudad siempre noticiosa, que duda cabe, pero que en cuatro años más se tornará insoportablemente requerida y, porque no decirlo, aún más vanidosa.
Quería hablar de eso, de Londres, e incluso tenía proyectado el título de este post (“London Calling”, en alusión a la canción de The Clash y a lo mucho que me impactó sentir en cada recoveco de la ciudad lo que los londinenses se esmeran en subrayar, considerando que la mayoría de las cosas en Londres no necesitan destacador: me refiero a los bombardeos de la Luftwaffe en la II Guerra Mundial)…

Figueroa
Franz Bekenbauer, el glorioso central alemán, uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol y posteriormente entrenador y directivo, suele decir que “para ser el mejor hay que nacer en el país correcto”. Ya lo sabe bien Elías Figueroa, mejor defensa de la historia en América, quizás mejor que el teutón, muchas veces seducido por Brasil para nacionalizarse y jugar en la selección canarinha siempre carente de zagueros. De haberlo hecho su estatus sería otro, sería recordado de otra manera en el mundo deportivo, más allá de ser mi carta de presentación cuando en Dublín me topo con un brasileño de Porto Alegre…
“You’re Chilean… Ou Figueroa is the very best defence that played in Inter”
“Oh, yes. I known, I remember the Leith goal
…”
Bueno, el tema no es Figueroa, recordé su caso para detallar lo anteriormente descrito: a veces, para visitar una ciudad, hay que tener la suerte de ir en el momento correcto. Ya no es sólo ir, que es valedero, sino estar “ahí” cuando la historia llama. Algo difícil, no lo dudo, pero ahora la historia está completamente instalada en la Villa Olímpica de Pekín. (Y en Osetia del Sur donde Georgia y Rusia guerrean a la antigua usanza… pero esa es otro cuento).

Proyectar
Los JJ.OO. siempre han sido y siempre serán una manera de mostrarse al mundo o de exponerse y China está usando ese apéndice como nunca. Londres también lo hará en cuatro años más, pero a diferencia de la República Popular, la exposición de ésta –de la mano más bien de una confirmación- radica en la ciudad en sí y no en la Nación, el Estado, el Imperio. Sudáfrica, en el próximo mundial también querrá mostrar su “ejemplar” transición, por ejemplo…
Lo llamativo es que los JJ.OO de China, si resultan bien (incluyendo el triunfo asiático en el medallero), será una paletada más al binomio anglosajón que a conducido la política mundial hace dos siglos. Por ello, apuesto lo que no tengo a que el mensaje que los organizadores de los JJ.OO. de Londres querrán dar al mundo el 2012 no rondará en la identidad como Nación poderosa, otrora dueña del mundo. No. La proyección girará en torno a la diversidad, a la multicultura o al cosmopolitismo de la City, pues en rigor el Reino Unido ya se conocer y está presente en cada país con mayor o menor intensidad. Londres otro tanto y a diferencia de China o Sudáfrica, lo que una megaurbe postmoderna y postimperial puede ofrecer es eso: galimatías lingüísticos en el metro, cocina de 200 países, desarrollo, capitalismo. Y un cementerio de elefantes de lo que ya fue.

27/7/08

Un Radovan diferente

Radovan. Radovan es el nombre.
Conocí a un Radovan hace poco, quizás siete u ocho semanas atrás, cuando acudí a mis cortas clases de inglés acá en Dublín (en la foto la fachada de mi académia). Mi curso reunía un cúmulo de nacionalidades que incluía franceses, españoles, coreanos, brasileños, un tipo nacido en Angola, pero de padres portugueses, una mujer algo mayor de Letonia, tres saudíes y un hombre de 35 años aproximadamente, con un inglés peor que el mío, con una voz ronca y aletargada, con una vistosa chaqueta de cuero marrón, con una barba muy bien cuidada, pero abundante. Ese era Radovan y venía de Eslovaquia.
N
o hablé mucho con él en las clases, pero era agradable saludarlo por las mañanas. Alguna vez compartimos una de las dinámicas que Katt, mi profesora de inglés made in Finlandia, nos hacía, pero tampoco saqué mucho en limpio del porqué de su venida a Irlanda. Sin embargo, un día sábado, uno de mis primeros sábados, mientras esperaba el autobús en Parnell Street y lo vi caminar con una bolsa del supermercado Lidl lo saludé y lo acompañé. Ambos suponíamos que sería un diálogo de sordos, pues él no entendería mi acento y claramente yo no le entendería el suyo, tan cargado a las R a veces, o a las G en otras. Pero ambos lo intentamos, ambos pusimos la mejor de nuestras partes para hacer del pequeño diálogo algo fructífero.
Ese día comenzaba la Eurocopa y le comenté que jugaba República Checa y traté de explicarle si ante esa disyuntiva futbolera su condición de eslovaco lo llevaba a apoyar a los antagonistas de los checos en esta ocasión. No entendió mi pregunta y se largó a explicarme que desde 1993 Checoslovaquia se había separado y que ahora eran dos países distintos. “Ya lo sé Radovan” le dije en español esperando el milagro, pero éste no ocurrió y le hablé de Karol Kucera y Dominic Hrvaty y quedó contento, tanto así que se detuvo 4 minutos para explicarme cual era la mejor forma, según él, para regresar al paradero o llegar al siguiente paradero más cercano y esperar mi bus.
No hablé mucho más con él. Y se acabaron las clases y aunque me recordaba a Cristóbal López, un amigo de infancia de semblante similar al eslovaco, mi memoria no volvió a evocarlo hasta que la noticia de la detención de Radovan Karadzic (en la foto) colmó las rotativas.

Otro Radovan

La detención de quien fuera el presidente de la República Srpska, líder militar de los serbo-bosnios y responsable de extremas atrocidades en la Guerra de los Balcanes, no se esperaba, aunque quizás más de un servicio secreto, como el griego, lo intuía. Quien para los serbios es un héroe, vivía camuflado en el mismo Belgrado con una identidad y una vida falsa y se hacía pasar por un psiquiatra.
Intuyo, incluso, que Karadzic sabía que sería apresado por las autoridades serbias hace ya meses. Los mismos servicios secretos que lo cuidaron debieron informarle de lo que se venía y él, sabedor de los entretelones internacionales, debió llegar a la siguiente conclusión: Me van a entregar al Tribunal Penal de La Haya, pues soy la presa que desea Europa para expiar sus responsabilidades y ahora que habrá cambio de administración en EE.UU. (y no llegará otro Clinton), sumado a que la independencia de Kosovo no fue reconocida por todos, es cuando Belgrado se baja los pantalones. Apuesto mi barba cana, debió pensar Karadzic, que Ratko Mladic caerá cuando ya se sepa quien gobernará EE.UU. y llegue el fin del invierno.
Serbia, en la guerra de los Balcanes, perdió por sobre todo la guerra de propaganda y este episodio de Karadzic, un campeón de las violaciones de los derechos humanos, es una prueba más de esto.
Por ejemplo:
Una de cada cinco personas que viven en Serbia no es de origen serbio. Más aún, Serbia, junto a Macedonia, son los únicos países desmembrados de la EX-Yugoslavia que constitucionalmente se declaran multiétnicos, algo que ni Eslovenia, ni Croacia, ni Kosovo han hecho. Un punto no menor si consideramos que la limpieza étnica siempre se asoció a Belgrado o Pale y nunca a Zagreb.

En aspectos de limpieza étnica, en funestos términos de eficacia, podemos señalar que el 4 de agosto de 1995, casi un mes después de las matanzas de Srebernica, el nuevo ejercito croata –armado gracias a EE.UU., Alemania, Carlos Menen y Augusto Pinochet, entre otros, atacaron la población serbia de Krajina (enclave ortodoxo en territorio de la actual Croacia) y evacuaron a más de 150 mil serbios que vivían ahí hace siglos (los serbios fueron los “guardias fronterizos” del Imperio Otomano en tiempos en que limitaba con el Imperio Austro-húngaro, por eso, a pesar de no estar conectadas con Serbia, habían grandes extensiones en Croacia habitadas por los descendientes de estas avanzadas otomanas), los más ancianos que no pudieron huir fueron asesinados y quemaron casi la totalidad de las viviendas serbias. No sólo no hubo espanto en la comunidad internacional, sino que es sabido que aquella operación tenía el OK de Clinton, la UE e incluso Slovodan Milosevic, pues aquel enclave serbio en territorios croatas complicaba las secretas negociaciones que desembocarían en los acuerdos de Dayton (todo esto queda reflejado en el libro El juego de las Mentiras del belga Michael Collon).

La diferencia
¿Es Karadzic un criminal de guerra?
Sí, lo es.
¿Le corresponde al TPIY de La Haya juzgarlo?
Sí.
¿Puede la prensa seguir atribuyéndoles el monopolio de la maldad a los serbios en los Balcanes?
No, pero es justamente la prensa la que nos demuestra que lo diferente no tiene cabida en la Europa del siglo XXI.
Si Serbia hubiera entregado a todos sus héroes manchados con sangre a La Haya, si hubiera desistido de acosar a los albano-kosovares, si hubiera sacado a Milosevic en el momento indicado, lo más seguro es que tampoco estaría en carpeta para ingresar al cada vez menos selecto grupo de Bruselas. La gran diferencia de Serbia con el resto de los ex países socialistas es que no siguió las directrices del Banco Mundial y el FMI a principio de los 90’ y se convirtió en un paria económico. La guerra de propaganda hizo el resto.

18/7/08

La Embajada

La embajada de Chile en Irlanda limita al frente con la residencia del embajador de la República de Chipre, al lado izquierdo con la legación de Croacia y al lado derecho con la consulta del Doctor Sean Blake.Se emplaza en un acomodado barrio de Dublín, Ballsbridge para más señas, en la zona sur de la ciudad, que, como los entendidos sabrán, es la zona rica de la capital irlandesa. Valga señalar la paradoja, pues Dublín es uno de las pocas urbes –aunque el tinte de “urbe” exagera los límites reales de la ciudad- en que los barrios ricos se ubican en el sur y los barrios más “populares” en la zona norte. Y toda la ensalada dividida por el río Liffie, aunque socialmente la fractura no es tan notoria… pero eso es Dublín y lo que nos convoca ahora es la representación diplomática de Chile.

Características
Ondea la tricolor en los yermos jardines del inmueble. Algo desteñida, la bandera la mayor parte del día se echa al vuelo desplegando todo el esplendor gracias al perenne viento que, a la vez que la peina, seguramente le ha robado los colores dejándola algo opaca. En definitiva el paño debe estar en aquel mástil desde que la embajada abrió el 1 de julio de 2003 y aún nadie se da el trabajo de encargar otra, ya sea a Chile mismamente o algún sastre irlandés. Más sin embargo los ladrillos de la casa mantienen un lustre novedoso, merced de una buena pintura ejecutada tal vez antes del verano. Contrastan ambos estamentos: la vetusta bandera y la limpieza de la pared. La puerta, por su parte, es roja y el timbre sonoro. Eran cerca de las 12:23 cuando apreté ese timbre luego de caminar varias manzanas buscando el 44 de Wellington Road con la ansiada intención de verificar en terreno ciertos rumores sobre el mal actuar de los burocráticos de la embajada chilena en Irlanda.

La Funcionaria
Siempre quise ir a la Embajada de mí país en otro país. Abundan, por ejemplo, en los aeropuertos españoles folletos alusivos a las embajadas del Reino de España en otras naciones: “Sí tienes algún problema no dudes en acudir a tu Embajada”. Yo no tenía ningún problema entre manos, pero quería vivir la experiencia de tocar la puerta metafórica de mi país.
Pero los antecedentes no eran halagüeños.
Dos chilenos que he conocido acá me habían comentado que cierta funcionaria, secretaria del Cónsul y encargada de recibir a las visitas, se mostraba díscola a la hora de solucionar los problemas de los pocos chilenos que se acercaban a la puerta roja. Uno me comentó que no lo habían querido atender, que luego de insistir y comentar su problema –perdida del pasaporte- no quisieron ayudarlo y sólo las gestiones de un familiar amigo de un senador en Chile, allanaron la consecución de dicho documento, no sin antes ganarse el desgano de la funcionaria.
Otro, complicado ante el sistema laboral irlandés, fue a pedir información sobre que hacer y que no hacer dado su precario inglés. No sólo recibió un no como respuesta: “ésta no es una agencia de empleo”, le espetó la mujer y aunque algo protestó, y por tanto algo más le ayudaron, poco más sacó en limpio.
En efecto, fue ella quien me abrió y lo supe en el primer momento en que vi su aspecto, el cual resumía bastante su labor. Era una funcionaria, en Chile y en Irlanda y en cualquier país su trabajo sería ejecutar. No estaba en su escritorio cuando la puerta cedió al impulso de mi brazo y apareció desde una habitación detrás de las escaleras (quizás la cocina). Se sentó en la recepción y me preguntó que quería, hasta ese instante con cierta cordialidad.
-¿Voy a Londres la próxima semana y quiero asegurarme si no tendré problemas para entrar a Inglaterra?
-Pero nosotros no somos los encargados si entras o no a Irlanda, Eso lo ve migración. No sé para que viniste acá. Esto es la embajada.
-Pero yo preguntó por Londres… no por Irlanda.
-Ah! No, niño, no tendrás ningún problema. NO hay inconveniente que yo sepa.
Luego de resolver mi duda (ya sabía que no tendría problemas, pero era la excusa para ir a la Embajada), me preguntó un par de cosas protocolares a las cuales respondí con agrado. Luego me paré y me fui.

120 en Dublín
Según datos de la cancillería de Chile, no llegan a 150 los chilenos residentes en Irlanda. En toda la isla. Y por lo mismo me pregunto cual es la función de la embajada más que allanar el camino a las grandes transacciones comerciales. Eso no lo entendí al salir del 44 Wellington Road, sino que al caminar más al centro y ver a los recurrentes borrachos irlandeses pidiendo céntimos. Me topé con uno que auspició su embriaguez con una botella de vino chileno, 120 de Santa Rita, y concluí que detrás de ese mercado vinoso está la burocracia diplomática. La dubitativa atención de la secretaria del Cónsul, más propia de un servicio privado que uno público y/o estatal, me hace pensar que las Embajadas chilenas deberían ser concesionadas, privadas, pagadas por las empresas que se benefician por esa representación y no por el Estado, ya en su esencia privado. Los 150 ciudadanos chilenos en Dublín poca asesoría tienen...
No queda más que decir que, por lo menos, hay embajada en Dublín.

9/7/08

Ingrid libre, Sarkozy en América.

Cuando una mega noticia golpea las rotativas no hay posibilidad algunas de abstraerse. Es lo que hay, es lo que manda y demanda y aunque no puedas comentarla con alguien con la inmediatez que se requiere, el acontecer suscita pensamientos consientes e inconscientes.
Luego de seis años Ingrid Betancourt está en libertad. En una limpia operación llevada a cabo por el Ejército colombiano, ella y 15 rehenes más secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fueron rescatados de la espesa selva colombiana sanos y salvos. Operación Jaque la han llamado los militares quienes exhiben con orgullo su triunfo. Ingrid sonriente abrazando a sus hijos, Ingrid, entrevistándose con Sarkozy; objetivo logrado sin disparar bala alguna ni poner en peligro a los librados. En términos futbolísticos sería algo así como salir campeón invicto sin que te marquen goles…
(Luís Aragonés y Álvaro Uribe deben ser los hombres más felices del mundo en este momento).

Jaque
La falta de información hace difícil comprender los bemoles de la Operación Jaque, pero no hay que ser experto para detectar que además de inteligencia militar hubo algo más: traiciones, informaciones y un sinnúmeros de antecedentes preliminares que empujaron al Ejecutivo cafetero a actuar: muerte de Tiro-Fijo, “ajusticiamiento” de Raúl Reyes en suelo ecuatoriano, entrega de la Comandante Karina.
Las FARC se rompen y por lo mismo parece altamente improbable que haya existido una negociación entre las partes –y 20 millones de dólares de por medio- para zanjar la liberación de Ingrid, pues más de algunas de las facciones de la FARC hubiera puesto el grito en el cielo o al menos hubiera mostrado su desagrado públicamente. EL mando único se rompió hace rato... Si lo hubo ahora (informaciones periodísticas dicen que Francia ya había pagado una por el rescate de Ingrid el 2003) lo sabremos cuando dentro de las FARC se produzcan las primeras intrigas para saber que grupo canalizará el poder y como ese poder se hará manifiesto: con un espectacular evento o con una negociación de paz.
En lo que a mí compete, el hecho me invitó a soñar. Soñé, la misma noche del día en que Ingrid fue liberada, que me encontraba con ella en un centro comercial en una ciudad incierta. Iba a comprarse un vestido para su cita con Nicolás Sarkozy y entre lágrimas me dio las gracias… ¿De qué? No sé, tampoco fui un activista recalcitrante de su causa, su situación, pero por lo mismo me desperté ese día con la pregunta. Más allá de la Operación militar ¿A quien realmente debe agradecerle Ingrid? ¿Supo en su cautiverio de las negociaciones llevada a cabo por Hugo Chávez?

Vía abajo
A vista de los acontecimientos, Betancourt visitando apresuradamente al Presidente de la República Francesa, podemos suponer que la rehén más famosa de Latinoamérica sabía del impulso que Sarkozy le dio a su causa. Por lo mismo suponemos que se habrá enterado, entre los espesos troncos de la selva del Guaviare, mientras consumía productos venezolanos a veces y brasileños otras –lo que confirma la movilidad de la FARC llevando a los detenidos de una frontera a otra- y oía cada mañana la Radio Caracol, beneficio matizado por los secuestradores con sendas cadenas a la hora de dormir, que Chávez se la jugó también por su liberación y perdió. Tal como perdió Cristina Fernández apoyando la “vía Chávez”, esa que llegó al límite de la pantomima cuando el venezolano pidió la liberación de Ingrid en su programa “Alo Presidente” a un Tiro Fijo supuestamente ya muerto.
(La siempre timorata diplomacia chilena no se la jugó y otra vez está fuera de los laureles, pero lejos de la cal de la derrota, a pesar de la patética postulación de Ingrid al Nobel de la Paz impulsada por La Moneda)
Por alguna razón Ingrid no ha manifestado su agradecimiento a Chávez y esa es la derrota fundamental del caudillo venezolano: que la estrategia de Uribe se impusiera era posible, pero el mutismo de Betancourt demuestra que la táctica de Chávez no pareció nunca tener un buen destino por más pirotecnia que éste impuso.
Francia, que nunca ha tenido una llegada de primera línea en éste continente, suma a la ya polémica venta de arsenal militar a Brasil sus gestiones para liberar a Betancourt. Esto le da una influencia inusitada, nueva, en momentos que el Reino de España pasa horas frías en sus relaciones con América Latina.

DATO APARTE.
Paradójico es, además, como la misma persona pasó a ser colombiana cuando estaba secuestrada a colombo-francesa una vez que dejó la selva. Si bien todos sabíamos lo de su doble-nacionalidad, cabe preguntarse por qué la prensa hispana le sumó otra nacionalidad en cosa de minutos…

26/6/08

Euro 2008, Italia contra España en un Bar de Parnell Street

El partido se juega lejos, pero también se vive en un bar de australianos ubicado en Parnell Street, en la ciudad de Dublín, en Irlanda; país europeo, sí, pero reñido con la Unión y con la Eurocopa, torneo continental que hoy por hoy se lleva a cabo en Austria y Suiza y que se celebra cada cuatro años. Eire clasificó por única vez en 1988 y en aquel año se anotó el mayor triunfo de la historia futbolística del país: 1 a 0 a la Inglaterra de Gary Lineker y David Platt, con gol marcado por un escoses -Ray Houghton (en la foto)- que al otro día vio su cara estampada en las camisetas de los fanáticos y los no tan fanáticos, pues ganarle al país del cual te independizaste tiene un gustillo especial, que también probó por esos años –y más hondamente- Argentina después de la Guerra de las Malvinas. Ante el mismo invasor... el mismo país.
Bueno, eso en Irlanda, un país limitado en lo futbolístico, por lo que se entiende que en dos colosos como Italia y España la algarabía por el choque de cuartos de final de la Euro 2008 tiene un cariz más dramático, pero quizás menos histórico. De la historia grande, pues el tema del codazo de Mauro Tasotti a Luis Enrique en el Mundial de EE.UU. fue recurrente en las rotativas…
Y en definitiva la tuvo.
Y en medio del bar australiano una leve mayoría de italianos se enfrentaron, entre gritos y cánticos, a los aguerridos españoles convencidos que esta sería su oportunidad, su hora, el instante de cruzar el Rubicom y ser algo más que España, la siempre presente y perdedora España.
Más sin embargo, ante la mirada del neutral, la situación ahí en el bar, y en la proyección televisiva de la grada del Ernst Happel Stadium, no era halagüeña para los ibéricos.

¿Por qué?
No creo que sea sensato encarar un partido de tan alta envergadura y ante el actual campeón del Mundo, con el simpático cántico “alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual”. Antes de comenzar el partido la hinchada roja daba por perdido el partido anunciado que lo principal era la birra y no el pase a las semifinales del campeonato…
Esa disminuida presencia tras la ronda preliminar de canciones, se vio multiplicada a la hora de los himnos. Sabido es que la melodía nacional de España carece de letra y es una marcha militar cargada de un simbolismo político que no aúna a todos los españoles, por lo que en el momento de su ejecución la mayoría se concentró en pedir la segunda o la tercera… Muy por el contrario, el himno de Italia tiene letra, tiene historia y termina con la repetición de la palabra muerte... Y en el bar, y en la TV, los fanáticos se pararon a entonar el himno, con la mano en el corazón, con emoción, con la corta historia de la Italia unificada exudándoles por los poros. Pues son 160 años versus 500 años. Esa es la ecuación histórica que separa a uno del otro contrincante, pero en el momento de los himnos quedó claro porqué la ecuación futbolística se inclina a favor del lado itálico. “Patria es selección nacional de fútbol”, expresó Albert Camus, y al parecer es ahí, donde la patria esta bien cimentada, donde el fútbol triunfa. Identidad, unión, añoranza.

Insultos a la italiana
Y comenzó el partido y España fue tremendamente mejor. El once de Aragonés sabía que se jugaba la historia futbolística del país y eso se notó, aunque los seguidores italianos, sabedores a su vez del mezquino juego de la “Azurra”, entendían que en cualquier momento podían marcar y con eso se liquidaba todo… Pero aparte de lo que ocurría en el campo, los españoles de afuera comenzaron a imponer una tónica mejorada de sus arrebatos –dejando aparcado el “hemos venido a emborracharnos”- lo que se contrapuso a la banalidad itálica para insultar: El Niño Torres coge la pelota tras pase de Senna, y su imagen aparece reproducida en los cuatro televisores y en las dos pantallas gigantes que hay en el bar. Abucheos y aplausos. Una calabresa salta indignada y dice “vete a comer paella” (¿?), como quien dice “vete a tomar por culo”… Tras vivir casi dos años en España y tener un abuelo español, no me pareció aquella sentencia alusiva a lo tan típicamente español un insulto. Y hubo más “Nos veremos en la Plaza de toros”, bramó uno de Milan que, vestido con la camiseta del Inter –con el nombre de Materazzi estampado en la espalda- creyó apuntalar el ánimo de los españoles lanzando al voleo aquella frase cargada de asombro (Lo más paradójico es que pude ver como el milanes escondía la cabeza luego del grito, pensando que algún macho ibérico podría realmente molestarse por la arenga, aún cuando todos sabemos que sólo era un partido de fútbol…)

Semifinales.
Penales y ganó España. España está ad portas de ganar la Eurocopa. Ciertamente sería un avance. Quizás la constitución estatal de Italia tenga su bemoles tal como los tiene las españas contemporáneas (Italia, donde el norte y el sur chocan a diario), pero pienso que un título continental y/o planetario ayudaría a generar una mayor identificación por la selección nacional de fútbol español…
Ese equipo que todos quieren después del club de la Liga o incluso del club de la provincia. Ese equipo al cual los futbolistas vascos renuncian, ese equipo al cual acuden los futbolistas catalanes, pero se doblan las medias para tapar la bandera española de sus calcetines.

A fin de cuentas, en la super era de la globalización deportiva, la mayoría de los atletas profesionales tiene parecidos espacios para desarrollarse y es claro que un Pirlo no es mejor que un Frabregas... Pero es en el minuto 90, con el marcador en blanco, cuando los mitos históricos se agrandan. Por eso ganan siempre los mismos. Es por eso que Alemania está en la final.
Por eso si España gana esta Eurocopa en el futuro sabrá que representa.
Claro, si desde la galería se logra cambiar el repertorio tan curtido de canciones para apoyar al equipo.

20/6/08

Banalidades de Dublín

Alguna vez un periodista de El País, corresponsal en una importante ciudad del hemisferio sur, tuvo que escribir un artículo para una edición especial de fin de año del periódico en cuestión narrando su experiencia en el nuevo frente que cubría. La idea era que todos los corresponsales en el mundo contasen sus vivencias en los diversos lugares donde “está” la noticia.
El periodista llevaba tres meses en su nuevo destino laboral. Luego de oír un tango y quizás comerse una milanesa, reflexionó caminando por Avenida Corrientes y
llegó a la conclusión de que lo que más le sorprendía de la Nación que cubría era:
1) La sorprendente sensación de vivir la Navidad , el Año Nuevo y Reyes en verano.
2) El agua del grifo girando para el lado contrario del cual él estaba acostumbrado.

El etnocentrismo de aquel profesional de las letras y de la información era más potente que la posibilidad de abrir los ojos y tratar de observar lo nuevo y diferente. Hacer un ejercicio de lejanía, de entrever al “otro”. En definitiva los grandes medios de comunicación de todo el mundo, además de la Agenda Setting , de la pauta o de lo que realmente quieren informar los dueños de éstos, están coartados por el público que los consume y quiere un tipo determinado de noticias. No me cabe duda que el consumidor de El País quiere leer lo que gente, como ese corresponsal, escribe a diario desde su destino laboral. En rigor, son los intereses de España bajo la óptica de España. Una circunstancia legítima, pero no óptima.
Sin embargo, es un peligro real. El esfuerzo de querer “ver” es de verdad es un esfuerzo. Corro el riesgo de caer en ese juego, el de sorprenderme por los tópicos generales de éste país –Eire- sin profundizar como quisiera y me demanda este mísero Blog, pues aún no estoy en condiciones de hacerlo y deseo, antes de marcharme de Irlanda, poder analizar la situación política y social con mayor cabalidad.
En resumen, y si a eso le sumamos la escasa información internacional a la cual accedo, y la suspensión temporal de lecturas en español, no me queda otra que hablar de mi observación banal de la ciudad, Dublín.

Legalidades
Es ilegal orinar en la calle.
La influencia protestante ha hecho mella en una sociedad mayoritariamente católica y si bien el desorden –como antónimo de orden protestante- es plausible en la ciudad, el respeto por ciertas normas y leyes no van de la mano generalmente con el catolicismo, esa religión que lo perdona todo. En concreto la gente no orina en la calle, pues si lo hacen los multan.
No se pueden fumar dentro de los bares tampoco, como en España, pero acá aquella medida se cumple aunque esté lloviendo y salir a la calle a fumarte el tabaco parezca un suceso viciado en sí mismo…
Paradójicamente, ningún mandato municipal obliga a no vomitar, como si éste acto tan humano fuese partícipe de la vida diaria del irlandés. Por tanto es más común ver a dublineses vomitando que orinando. Y dada la elevada ingesta de alcohol del lugareño y el turista, el número de vómitos esparcidos por Temple Bar u O’Connell Street no son pocos. Por la mañana las calles están cercadas por leves riachuelos de vómitos que buscan desesperadamente la alcantarilla, por lo que se deduce que la medida “anti-meado” no apela a la higiene de la ciudad sino a la idea de censurar una hipotética obscenidad.

El No
Imposible, por lo mismo que señalo en el primer párrafo, no hablar de lo más comentado. El No de Irlanda al Tratado de Lisboa, proceso que viví a concho acompañando a Antonio, corresponsal en Londres de Radio Intereconomía, quién venía a cubrir el magno evento, evento por el cual ahora Irlanda pasa como desagradecida, después de que la Unión Europea despachara 55 mil millones de euros de ayudas. Por el contrario el irlandés cree que los 60 mil euros de renta per cápita se lo deben a la inversión extranjera –estadounidense- que se instaló en la isla por la baja tasa impositiva, diferente al resto de países de la UE.

Dialogo de ciegos que deja a Europa otra vez negociando, el verbo que más conjuga desde que se logró el instaurar el euro (que no circula en todos los países de la Unión ) y el pacto de Schengen (al cual Irlanda y Gran Bretaña no están adheridos).
Tampoco es que la gente celebrase en las calles el triunfo sobre Europa, óptica dada por conservadores económicos y religiosos -se hizo temer que la aprobación del texto traería modificaciones a la política fiscal de Irlanda e incluso se habló de que decirle SI a Europa significaba la aprobación del aborto-, sin embargo se puede detectar en el tullifo irlandés cierta alegría por la negativa rotunda. A todos, y en todas partes del mundo, les gusta jugar al individualismo.

11/6/08

Del trato y el tratado

Martes 10 de junio, 18:01.
Lisboa, Lisboa, Lisboa, Lisboa.
El nombre de la capital lusa se reproduce en cada poste, en cada muro, en cada calle. En los periódicos y en las conversaciones de los bares, la ciudad portuguesa es invitada al debate… En rigor la palabra que resuena es “Lisbon” y generalmente va acompañado del vocablo anglosajón “Treaty”, pero en Dublín, y en toda Irlanda, nadie está ajeno a esas seis letras.
La República de Irlanda se enfrenta el día 12 de junio a un referéndum que puede ser histórico. Es el único país de la Unión Europea que convocó una votación para ratificar el documento que el año pasado pactaron los líderes de los grandes de Europa (más el incordio de Polonia) y que en su esencia busca reemplazar la utópica Constitución Europea. Aquel primario montón de letras nunca visitó las rotativas pues murió de dos estocadas el año 2005: El No de Francia y el No de Holanda, escueta respuesta de los ciudadanos de esos países a sendos referéndum convocados para la aprobación de la mentada Carta Magna. Las objeciones del pueblo holandés y del pueblo francés dejaron el proyecto europeo en coma inducido.
Justamente para evitar ese tipo de impasses en éste nuevo documento, las demás naciones le dieron el visto bueno por la vía rápida, es decir, sólo mediante el visado del Congreso y el Ejecutivo (y por lo mismo, todo lo aparatosamente vinculante, o lo que podría traer consigo una descoordinación legal, se eliminó dejando al actual tratado –treaty- como un remedo indecoroso del proyecto original, pero así funciona Europa…). Sólo Eire optó por preguntar y si Eire dice No todo se liaría otra vez. Y las encuestas dicen que gana el No…

Sábado 7 de junio, 14:38.
Caminar resume mi actuar. Caminar por Dublín, el sábado pasado por Belfast, por West Belfast. Por Dublín 7, el barrio de Javi. Por Cabra Road, North Circular Road, Phisborough Road, Kildare Street.
El autobús cuesta 1,5 y las máquinas donde depositas las monedas no dan cambio. Si pagas con dos euros te dan un ticket con el vuelto, el cuál puedes ir a canjear a un edificio burocrático. Más vale juntar una buena cantidad de ticket antes de aventurarse ha hacer una fila de dimensiones. Dimensiones, las que no tiene la ciudad, capital de Irlanda, Baile Atha Cliath, núcleo republicano entre los territorios del UK. Es por esto que caminar se antoja sencillo y hasta amable, pues la fría Dublín que visité en noviembre dio paso a una calurosa urbe, con demasiadas horas de luz, con demasiados españoles, polacos, brasileños. Con uno y otro chileno que sorprende…

Domingo 8 de junio, 19:11.
Podría adjetivarse como vertiginosa mi nueva vida en Dublín. Llevo 11 días y ninguna jornada se ha parecido a la anterior. Entre la búsqueda de un sitio para vivir, de un trabajo o las idas a la Academia de Inglés, sumado a un fugaz viaje a la capital de Irlanda del Norte, mal llamada Ulster, -que en otra ocasión relataré con más detalles, pues se merece todos los detalles- más los diversos Bares o Pubs que he visitado y la infinidad de gente que he conocido, cada día ha estado marcado por una buena o mala noticia, por una posibilidad que se agranda y otra que se diluye, gente que viene y gente que se va.
Quizás por todo esto no he tenido tiempo para sopesar desde el relajo matutino, o vespertino, pero relajo al fin, lo que estoy viviendo, pues además, y aunque me provoque cierto escozor decirlo, el cambio no ha sido del todo traumático e incluso en los peores momentos he sentido –o he querido sentir- que todo es momentáneo y circunstancial, ya que en rigor el viaje, el cambio, lo inicie en octubre de 2006 cuando me fui de Chile y no ahora, hace diez días, cuando abandoné mi cada día más aburguesada vida madrileña.
Quizás todo eso se resume en una palabra: experiencia. Irme de un país a otro, pasar una frontera, ver mástiles con telas distintas ondeando en avenidas más o menos transitadas ya no me provoca una revolución como antaño. Ahora lo que realmente produce alegría es observar, mirar los comportamientos ajenos a uno, preguntarse el por qué de los gestos, de los asombros, de los acentos.

Miércoles 11 de junio, 8:38.
¿Es Irlanda parte de Europa?
Sí, pero pueden los irlandeses perfectamente sentirse “no participes” de lo que se denomina Europa, como continente, como proyecto. Los carteles que llaman a votar No apelan a no seguir ciegamente a Alemania y Francia. La gente está disgustada con la actitud de los líderes políticos locales que piden por favor el Si ante la posibilidad que los “grandes” de Europa se puedan molestar.
La clase política está desprestigiada, el anterior Primer Ministro –que recibe el título de Taoiseach-, Bertie Arhem abandonó el cargo por corrupción y ya lo investigan. Sin embargo, la mayor parte del arco político, con todo el aparataje mediático que eso implica va a por el Si.
Sólo el Socialist Party y el Sinn Finn llaman a votar por el No aludiendo a la militarización de Europa, a la nula mención que el Tratado de Lisboa hace a la salud y a la educación. Pero los numeroso carteles instando el voto negativo no circundan sólo a esos dos partidos. Se ve que detrás del descontento hay otras fuerzas: camioneros, cooperativas agrícolas, esos grupúsculos que, presentes en todos los países del mundo, nunca se tomarían un té con la globalización.
No es del todo desmedido, sin embargo, pensar que en el fuerte lobby negativo esté la única potencia que se beneficia con una Europa en permanente reyerta. La potencia que recibió miles y miles de inmigrantes irlandeses en el siglo XX y donde muchos de los más importantes políticos son de origen irlandés. Puede ser una destopía, pero me pagan por buscar teorías donde nos las hay.
Aunque de ese dinero no he visto ni cobre y la verdad los euros se acaban.

29/5/08

Hasta luego Madrid

Hace unos días una persona, cuya lengua materna no es el español, me dijo: “El día 14 de junio es la fecha de entrega, es nuestro deadline”. La palabra anglosajona, algo rebuscada sin duda, o quizás exagerada, pues más parece definir una zona militarizada donde un Estado no tiene control sobre un territorio definido, me quedó dando vueltas una o dos tardes hasta que un día, mientras regresaba desde mi trabajo a casa en el tren de cercanías, quizás algo estresado por todas las gestiones que tenía que hacer, observé el perfil de Madrid que los rieles y la velocidad del bólido me permitían ver y mi mente recordó un símil del vocablo antes descrito: Skyline…que es un manoseado barbarismo que arquitectos o urbanistas usan desmedidamente para señalar la silueta que proyecta una urbe.
En efecto, ahí estaba la capital española, con sus cuatro megatorres construidas en la ex ciudad deportiva del Real Madrid sobresaliendo arteramente por sobre otros edificios mucho más pequeños, pero de igual modo reconocibles. O que al menos yo puedo reconocer sin mayor esfuerzo. Y es que también puedo decir, por ejemplo, que debajo de las torres Kio –a un costado de las cuatro grandes- está Plaza Castilla y que ahí puedo coger los autobuses para ir a Alcobendas, a la casa de Esther o José, o que muy cerca de ahí, caminando hacía la estación de Chamartín, vive Noemí, ex compañera de la Universidad, o que una parada, a pocos metros de la mentada Plaza, me deja el autobús que me trae de la multinacional que me dio para vivir estos meses. En ese lugar, no pocas veces, Bea me esperaba a eso de las 18:00 horas cuando salía de trabajar y entre el café o la caña caminábamos por los ardedores del barrio y una de esas veces vimos un cartel que nos instaba a ver la obra 2666 basada en la novela de Roberto Bolaños que daban en Legazpi, pero cuyo precio y extensión (6 horas) terminaron minando la posibilidad de hacerle caso a aquel cartel…
Todo lo anterior ya es pasado. O prólogo. Pues de hecho, aunque debería haber escrito estás líneas hace días, me veo en la habitación de Javi en Dublín escribiendo sentimientos que ayer afloraban por todos los rincones que pisaba, con una sensación de ultimátum. En octubre pasaré unos días por Madrid, en el futuro seguramente volveré, pero dudo que vuelva a pernoctar tanto tiempo en la antigua capital imperial.


Irse
Marcharse de una ciudad es un ejercicio poco habitual. Sin embargo, he dejado ya tres ciudades a lo largo de mis 26 años de vida y se me antoja triste otra vez, sí, huelga decirlo, pero ¿Por qué me voy si más que mal me ubico en Madrid, conozco gente, me sé los recorridos de los autobuses, soy habitual del bar de mi barrio y tengo un trabajo estable?
Cuando llegué sabía que no me quedaría mucho tiempo, lo intuía. Y ahora que miro para atrás compruebo, desde la óptica de los ciclos, que ha pasado ya un año y medio y que las caras que dejé en Chile ya no serán las mismas y que yo ya no lo soy. Y muchos de los ropajes de esos cambios que quizás experimenté se quedaron en las calles de Madrid, en mi habitación del piso que compartía, en el tren de cercanías que me llevaba a casa, en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, en el bus 133, en las muchas ciudades que conocí en España, en las conversaciones que sostuve, en las nacionalidades con las que me tocó compartir y aprender (española, vasca, catalana, ecuatoriana, paraguaya, uruguaya, argentina, rusa, alemana, belga, francesa, portuguesa, mexicana, indonesia, senegalesa, guatemalteca, brasileña, italiana, colombiana, venezolana, peruana, inglesa, irlandesa, marroquí, saharaui…). Pero sobretodo en las despedidas en Avenida América o en la T4 de Barajas, que en definitiva son las que han marcado éste nuevo rumbo…


Cosas y cambios
Dejo amigos, dejo con ellos anécdotas. El concepto amigo se ensancha en una ciudad como Madrid, se engloba en latitudes más profundas y más dúctiles que en Chile, donde los amigos son los amigos y cuesta gestionar otros cariños después de que ya conociste a los amigos, esos de toda la vida.
Aprendí, además, muchas cosas en Madrid. Por ejemplo, un día domingo de abril de 2007 a las 9 de la mañana, al abandonar el portal de un piso perdido del barrio de Las Letras cerca de Atocha, y mientras me levantaba las solapas de mi chaqueta para protegerme del frío primaveral que se negaba a ir de la ciudad, comprendí lo que es la soledad con mayúscula, lo que es no tener que avisarle a nada a nadie, lo que es ser un ente solitario. Esto es tal vez lo que realmente deberíamos asumir antes de encontrar el verdadero valor de la soñada compañía, es que elegimos.
Aprendí también cosas más banales: cocinar algunas cosas, planchar mal, comprar en el supermercado, gestionar emociones, mirar la lluvia. Hice un postgrado de Comunicación y Conflictos Armados, trabajé en un departamento de marketing, me relacioné con decenas de gerentes de cines, trabajé en un bar dentro de un gimnasio, hice de promotor de jabones, visité más de lo aconsejable los pasillos del Hospital Princesa.
Será imposible determinar ahora, hoy, el peso que estos 18 meses en Madrid tienen en mi vida actual. Aún el viaje continúa, aunque ahora mi destino y mi presente sea Dublín, cuyas primeras apreciaciones las escribiré próximamente.
Sin lugar a dudas aún estoy anestesiado por el cambio.
Zanjar el porqué de mi partida sin recurrir al afán de viajar, de aprender, al leve hastío de algunos recovecos, es realmente difícil. Me fui de Madrid porque ya viví en Madrid.

11/5/08

Destrosos en Myanmar, decadencia en EE.UU.

Hay una teoría más geográfica que geopolítica que indica que Europa es el mejor lugar para vivir, y por tanto, es la región del mundo más desarrollada o la que alcanzó más rápido la “civilización” imperante en la actualidad. Ahí las preocupaciones en tiempos de revolución giraban en torno al progreso y los “castigos divinos” eran tan escasos que realmente parecían una penalidad Suprema, como fue la peste bubónica en el siglo XV que diezmó la población del continente en un 30%.
En efecto, en Europa no hay terremotos (salvo Grecia y Turquía), no hay huracanes, no hay sequías, no hay volcanes activos, no hay tifones, los inviernos no son crudos (salvo Rusia) y el verano no es del todo sofocante (salvo las planicies centro y sur ibéricas). Justamente en los países donde el clima era menos benévolo para cultivar la tierra fue donde comenzó la revolución industrial y/o donde “la maquina” logró el máximo de producción. Inglaterra en el primer caso, la URSS en el segundo.
En el resto del mundo “colonizado” los accidentes metereológicos o geográficos han condicionado la expansión del hombre blanco y le han impuesto una manera de encarar su existencia de manera distinta, ejemplificado esto en EE.UU. (terremotos, desiertos y tornados) o Australia (desiertos).
Eso, sin contar con los terremotos que sacuden Japón o las lluvias que desbordan el río Amarillo en China o los volcanes que irrumpen en Chile o los monzones en Bangladesh o los huracanes en Guatemala. O lo más inmenso: el Tsunami del sudeste asiático de diciembre de 2004.


La antigua Birmania
Lo que esta semana pasó en Myanmar, extraño y anacrónico Estado fallido comandado por una Junta Militar al estilo Guerra Fría, confirma que hay rincones en este redondo mundo que son inhabitables, pero que el empuje demográfico, la inmigración campo-ciudad (y por ende las desordenadas aglomeraciones urbanas) y el evidente cambio climático (¡realidad y no destopía!) posibilitan que seres humanos, personas, se ubiquen y pernocten en radios cada vez más peligrosos y ha expensas de una naturaleza cada vez más nerviosa.
Y claro, si a eso le sumamos una burocracia histérica el saldo es nefasto: 40 mil muertos.
(En este punto vale subrayar la perfecta evacuación que el Ejercito chileno ejecutó en Chaitén -ciudad, ahora, fantasma- debido a la erupción del volcán del m
ismo nombre que sumergió a la pequeña urbe en un halo inmenso de cenizas y dónde aún hoy el peligro de que el macizo expulse lava es real).
La antigua Birmania, el martes, sufrió el paso de un ciclón tropical llamado Nagris. La bizarra Junta de aquel país, que deja a los que ocuparon La Moneda como campeones de la democracia, no sólo ha prohibido la prensa internacional -por lo mismo el número de muertos aún no es del todo claro y oscila entre 15 y 70 mil- sino que también coartando la ayuda humanitaria, que se pudre en Tailandia, esperando el salvoconducto de unos mandatarios que sólo tienen el beneplácito de una China que ya está harta de los problemas en su año Olímpico (eso, sin desmedro que Francia también maneja intereses en la zona y algo de influencia tiene)… Ha sido tan dramática la situación que el presidente de la actual nación imperial, George Bush, ha dicho que se intervendrá militarmente si es necesario para poder distribuir la ayuda humanitaria, una gran paradoja que no deja pie para hacer apuesta: ¿Bush interventor? Sí, ¿Humanitario? No.

El primero del ocaso
En el fondo esto aclara más una idea que ya plasmé en éste medio: EE.UU. ya pronto dejará de ser el “imperador”, su margen de maniobra se acorta, tras Irak no puede comandar nada -justificado o no- y basta que China entorne los ojos para que se siente a negociar. Simplemente en esto momentos EE.UU. no puede ya invadir unilateralmente una nación, no puede promover bombardeos, como a Serbia el ‘99, no puede ir a “detener un conflicto tribal”, como en Somalía el ‘93, no puede intervenir para evitar una guerra civil, como en Haití el ‘94 y el ‘04.
Y esto abre la puerta para decir que las dramáticas primarias en EE.UU. esconden la elección del Presidente que encarará el comienzo de la decadencia de la nación con más intereses políticos, militares y económicos en todo el planeta. Obama, Clinton o Mackein deberán solucionar el entuerto de Irak, pero deberán hacerlo de tal manera que su influencia no se empequeñezca. “Paz con honor” decía Nixon cuando negociaba una retirada de Vietnam, pero el honor quedó maculado y la Guerra Fría, en esos años, se perdía… Y ahora la situación es más dramática, China sube, no decae (como la URSS), el desgaste de ser la única potencia entre 1991 hasta el 2003 le ha canjeado recelos de Europa, odio de los fundamentalistas islámicos, desprecio en América Latina; la crisis económica demuestra que el oro del sistema capitalista (mal llamado ahora neoliberal) es fácil que se esfume y deja al descubierto que en “América” también hay pobres y con coberturas sociales bastante precarias.
En situaciones normales Obama sería perfecto para comandar aquel país. ¿Cómo así de normales? Sin Irak, por ejemplo. Reúne alegría, cambio, encarna levemente una revolución. Pero ahora no es tiempo de simbolismo, es tiempo para ejecutar y ojalá con apoyos trasversales de todos los WAPS. Y en ese aspecto Clinton (más que Mackein) corre con ventaja, pues es una política, con sus virtudes y defectos.

Particularmente, y ojo, tengo (tenemos) derecho a opinar quién será el próximo Jefe del Imperio, me gustaría que Obama -un tipo bastante mesiánico- sea el próximo presidente de los Estados Unidos. No sólo por su carisma (aumentada de sobremanera por la buena prensa que goza en Europa), sino porque su gestión, seguramente más preocupada de temas sociales que internacionales -al estilo del primer Clinton- , puede ser la primera paletada a un imperio ya en retirada.
Ahora la pregunta es distinta. ¿Queremos otro imperio o es mejor enfrentar al que ya existe y conocemos?