27/1/08

Catrileo y Troncoso en la calle y no en la TV

La información por canales antes convencionales es escasa, esporádica y tardía. Con un enfoque artificial y sin ir al fondo de problema, disfrazando ese fondo con los arropados vestidos de los intereses económicos y sociales de una elite que ya escribió la historia y no pretende modificarla, ni modificará el statu quo en que nos encontramos inmersos. Esos medios son las páginas webs de los periódicos y radios más importantes de Chile: emol.com, latercera.cl, cooperativa.cl y la mayoría de los cls.
Acá en España fue mínimo lo que se publicó sobre la muerte de la figura cada día más heroica de Matías Catrileo, el joven comunero mapuche que no renunció jamás a sus raíces a pesar de criarse en la urbana ciudad de Santiago y que prefirió seguir sus estudios en la región de la Araucanía, viviendo con otro iguales y comprendiendo lo que la mayoría de los chilenos nos ha costado entender: no somos occidentales, somos mapuches o mestizos, regidos eso si por una burguesía made in Europa que nos ha hecho creer que somos diferentes a los otro pueblos latinoamericanos… Racial y económicamente diferentes. L
os “ingleses de Sudamérica”, los “jaguares”, los “democráticamente estables”. Todo caricaturas y falacias…
Catrileo murió por un disparo ejecutado por un carabinero mientras éste defendía un fundo que Catrileo y otros diez comuneros pretendían tomarse. El fundo en cuestión es de un empresario de origen alemán llamado Jorge Luchsinger Viliger quien, en una entrevista en El Mercurio, se refirió a las personas pertenecientes a la etnia mapuche en los siguientes términos:
“El indio no ha trabajado nunca. El mapuche es un depredador, vive de la naturaleza, no tiene capacidad intelectual, no tiene voluntad, no tiene medios económicos, no tiene insumos, no tiene nada (...). Entregándoles tierras no van a dejar de ser miserables. ¿Ha visto los campos que les entrega la Conadi? No queda nada, ni un árbol, no producen nada”.
Triste, pero real.
Tampoco se ha publicado mucho sobre Patricia Troncoso la activista mapuche que lleva 108 días en huelga de hambre por ser procesada por la ley Antiterrorista, ley creada en los años de la dictadura y que los gobiernos de la Concertación no han arrugado la nariz para aplicar.
Y claro, es difícil que el imperio PRISA ose hablar mal de Chile (ahora menos, pero es PRISA quien marca la pauta informativa de las noticias que viene del mundo). De Chile, tras un año de la muerte de Pinochet, sigue siendo eso: la dictadura. Europa y el mundo son renuentes a enterarse que en el sur de Chile se están enfrentando visiones y ethos distintos, al margen de la constitución de un Estado, si bien no fallido –en este caso Chile- , pero que alberga una sociedad fallida y que tarde o temprano estallará…
Ante esta orfandad informativa ha sido www.youtube.com el ente por el cual he visto y sentido palpable el choque cultural que en Chile se niegan a ver y por el cual no dudan en minimizar la figura del antes nombrado Catrileo al que tachan de “joven inadaptado y punk” (otra vez El Mercurio, aunque en el arte de crear perfiles de Catrileo La Tercera no le fue en zaga). Varios videos circulan en la web que muestran las protestas que se han producido en Santiago por la muerte de Matías y la huelga de hambre de Troncoso, entre ellos una semblanza sobrecogedora sobre Catrileo publicada en castellano y en euskera. (
http://www.youtube.com/watch?v=xB5buPlWIrI)


MILES DE KMs.
El fin de semana pasado visité Vitoria para ver a Bea. El sábado incluso fui por el día a San Sebastián. Por la noche, cuando íbamos a beber algo en un bar y conocer a una de sus mejores amigas, nos topamos con una gran pancarta convocando a una manifestación en apoyo a Patricia Troncoso y en memoria a Matías Catrileo.
No me enteré antes, fue a las 16:00 horas y en ese instante estaba en la playa de la Concha en Donosti…


Pero fue fulminante ver ese cartel en medio de la fría noche vitoriana. Quien se quiere enterar se entera y el que no, se censura. Esa fue la conclusión, a bote pronto, que saque al comprobar que en la capital del País Vasco se congregaban no más de 20 personas para protestar por sucesos que ocurrían miles de kilómetros lejos de ahí. Claro, los vascos sienten como algo personal cualquier presión a una etnia o “nacionalidad” diferente y enmarcada en un Estado mayor. No lo dudo, pero cuando Bachelet visitó Madrid por primera vez en su mandato –año 2006- las manifestaciones en apoyo al pueblo mapuche fueron notorias e incluso el escritor portugués José Saramago abogó por un mejor trato (y a Saramago no le podemos achacar una condición de nacionalista centrífugo, pues no oculta su deseo de una Portugal unida a España donde la capital sería Madrid).
Esta vez las voces han sido pocas en España...

¿Qué pasará si muere Patricia Troncoso?
¿Rebotará con fuerza en los ambientes socialmente comprometidos de las españas o quedará archivado en el inconsciente colectivo, como puede quedar archivado en la agenda setting de los medios españoles?
¿Qué pasará en las calles de Chile si eso sucede?
¿Su muerte nos ayudará a reaccionar, cómo la de Matías Catrileo ha ayudado para abrir los ojos?

16/1/08

Una wea personal...

El weon en cuestión se llama Eduardo, pero yo a veces le dijo Eduardito. Es mi sobrino, está próximo a cumplir los 19 años y a entrar a una Universidad privada, como yo en su momento, a estudiar una carrera de mierda y sin futuro, como yo en su momento, aunque ¡calma! no hay que preocuparse por el “chaval”, pues se le puede augurar un buen futuro, ya que tiene ilusiones y ganas y tiene, además, una cierta cualidad, no muy lejana a mí asumo desde ya, para caerle bien a la gente y hacer sonreír recurrentemente, lo que es más difícil que hacer reír a carcajadas, por tanto requiere un cierto freno, un “toma y dame”, un tirar la talla y retirarse a tiempo, la palabra justa y un “cierra y vámonos que se hace tarde”… En las estructuras del mundo actual una buena sonrisa abre más puertas que el buen nombre del centro de estudios donde egresaste… pero este post no es para cambiar las estructuras del mundo, esos ya vendrán.
BEA
Ufff… asquerosa autorrefrencia que me invade en este momento, pero bueno… es miércoles estoy en un café cercano a Av. América medio nostálgico, advierto desde ya, y me puedo permitir ciertos lujos. Aquí va una de esas –autorreferencias- que trato de evitar: Bea una vez me dijo que tenía la cualidad de "definirme fácilmente” y aunque cuando soltó esa frase no le rebatí e incluso le creí y hasta pensé en ello… recién ahora compruebo, por ejemplo, que al describir al weon éste me estoy definiendo a mí mismo pues el cabro, en rigor, se parece a mí. Caleta, mucho, harto, mazo y todos los sinónimos que los pueblos hispanoamericanos me puedan proporcionar como símil para describir el parecido entre él –Eduardo- y yo.
SOBRINO
Por los avatares del destino Eduardito (también conocido como Lalo, y, entre los amigos, como el Ebner –su apellido paterno- vocablo siempre pronunciado con esa languidez que los “tenneyer” tienen hoy por hoy, misma languidez, eso sí, con la que yo me enfrentaba al mundo cuando fenecía el siglo pasado) se quedó este fin de semana en mi casa, en mi depto de Madrid. Compartió conmigo y mis compañeros de piso. Nos piscoleamos con un Campanario de 40 que me mandó mi madre y con una de ron que venía en la cesta de navidad de Alberto, uno de los queridos asturianos con los que comparto piso. Además, a pesar del frio, nos sentamos en el balcón a mirar las estrellas que no habían, pues estábamos en medio de la ciudad y no se refleja ni una wea en el cielo negro de la capital ibérica, pero eso poco importaba.
El weon fue y es un aporte en mi vida. Es muy tradicional, casi conservador, y saca cuentas extrañas referidas a la edad: mi primo mayor –Luis Alberto que ahora está en Boston- tiene 7 años más yo, él tiene 7 años menos que yo: tres generaciones y vivencias que se influyen. Eso me dijo agregando que “yo soy mayor en 7 años que la Domi y ella es mayor en 7 años con Andresito”… (Los antes nombrados también son sobrinos míos y por ende primos de él).
Inconscientemente yo también capté aquel misticismo-cabalístico: cuando me fui de Chile le regalé un mata-cola que Luis Alberto me había dado en su momento y el weon no lo usa –lo que es “bueno”- sino que lo venera como reliquia, reliquia que le va a regalar a las próximas generaciones de primos, sobrinos y hermanos que alcancen a carretear a la par.
A la par… a la par…
FAMILIA
Las muertes resignadas –onda la de abuelos o abuelas que están en los descuentos- posibilitan ver a la familia en serie. Cuando en febrero del 2006 murió mi abuela paterna –la Nena- nos juntamos casi todos mis primos o, al menos, con los que me he emborrachado alguna vez. Y en efecto después del sepelio –y antes también- nos emborrachamos y discutimos y nos abrazamos y lloramos y nos emborrachamos otra vez y también miramos las estrellas en San Antonio, donde el cielo veraniego si nos proporcionaba una que otra… Y entre medio estaba Eduardito, tratando de intervenir, de aportar, de imponer una visión jovial. Él y sus ilusiones chocaban con el exceso de realidad de mis primos mayores y mi siempre persistente distancia con todo. Distancia que está a punto de caer, eso sí… Fue un momento culmine en mi vida, me aventuro a decir, aquella semana cuando la “pela” se llevó a mi abuela y la caja de pandora se abrió; no sólo era el intermediario entre dos generaciones, sino que también me percaté lo desenfocado que se podía estar aún creyendo que la luz siempre proyecta una sombra uniforme.
(Lamento, y el weon también lo lamenta en lo más profundo, que nunca se haya tomado una piscola con mi padre).
COMPAÑEROS
Bueno… El tema concreto de este post no era hablar de muertes o de mi familia, sino de la edad.
En facebook mis ex compañeros de colegio, más o menos, ya han organizado una reunión de ex compañeros… Eso que siempre se hace tras 10 años de salir de cuarto medio se ha adelantado debido a que facebook como que nos juntó… Igual bien por ellos, pues lo que estamos lejos, y no somos pocos, nos quedaremos esperando que suban las fotos al dichoso programa facebook y una noche verlas trasmitiendo una mirada de melancolía a los que nos rodean que, evidentemente, no entenderán, pues los españoles no entienden a los chilenos cuando hablan entre ellos o cuando se ponen melancólicos...
Quizás con 26 ó 27 años ya se tiene una edad suficiente, un reducto algo firme, como para enfrentar el pasado inmediato mostrando las cicatrices de los triunfos y los diplomas de los fracasos. Es posible, es posible, pero todo esto, las energías de mi mancebo sobrino y la posibilidad de una reunión de ex compañeros, me han catapultado con fuerza a la circunstancia en que atravieso… 25 años: una edad que los tentáculos de la GLOBA no ha querido explotar. Ahí están las series de universitarios que las productoras del imperio imperante se encargan de distribuir por el mundo haciéndonos creer que eso es ser universitario. Ahí están las series de treintañeros y “amigos” que viven juntos o comparten pisos y todo está bien y nos juntamos en el café de la esquina y yo me lio contigo y tu conmigo y todo estupendo porqué las risas de fondo están garantizadas…
FUTURO
Los 25, los 26, los 27 es una edad tan transitoria y complicada de definir que la TV no ha podido dar con un perfil. Algunos aún están en la U, otros ya son padres, otros aún se mean en la cama, otros se refugian en la soledad, otros ya aman, otros no han conocido el amor, otro se casaron y tienen una pyme con dos cojones y el hígado hecho mierda por el estrés… Pero todos en camino a concretar algo, pues todos están comenzando y él que no tenga miedo que se vaya a la mierda, pues tener miedo es la raja, es la ostia…
Al menos yo recién estoy viendo una cierta perspectiva y estoy cagado de miedo, pero contento…
En resumen, y pa’ no dilatar más está wea, lo de la reunión de ex compañeros y lo de ver a mi sobrino acá en España me llevaron a recordar al Benjamín de 17 años. Y Lo proyecté en Eduardo con sus ánimos, sus ganas, su fuerza. Y en un momento determinado, entre estrellas y piscolas, hablando en chileno puro y duro y bajoneando pan de molde con queso filadelfia, como que me vi… Y la verdad me caí bien.

12/1/08

Ser mujer en América

Obama, tras ganar las primaras en Iowa, era un huracán imparable que había arrasado con los tópicos y prejuicios. Aún lo es y quizás la notica más importante luego de las votaciones en ese Estado no fue el triunfo del afroamericano, sino el desplome de la ex Primera Dama Hillary Clinton. Las encuestas, como institución, se han desprestigiado una vez más en esta lucha democrática por saber cuál será el candidato del Partido Demócrata –la centro centro centro izquierda de EE.UU.- a la presidencia del Imperio imperante. Es decir el que aún será Presidente del Mundo.
Si lo de Iowa fue al menos llamativo –en política ya casi no hay sorpresas del estilo Fujimuri en 1990 o Zapatero en el 2004- lo de New Hampire también rozó la extrañeza cuando Clinton se impuso, por estrecho margen, al senador de Illinois. Obama, ese negro que encarna tantos simbolismos, todavía es un ente resistido en occidente donde no cuaja del todo la real posibilidad de ver a un no WAPS en la Sala Oval, aunque Kennedy tampoco lo era. Y es que Europa prefiere a esa mujer que sabe disfrazar su progresismo si es requerido, como cuando fue requerido para invadir Irak.
Es hábil Clinton como candidata y lo demostró en esos días en que las encuestas la daban por muerta. La sociedad estadunidense es, en su esencia, a veces profunda otras no, machista y conservadora al igual que la sociedad chilena. Pero esto no impedirá que Clinton llegue a la Casa Blanca si es designada para encabezar los sueños demócratas, como Bachelet lo hizo en Chile…
Entre Iowa y New Hampire Clinton se mostró dubitativa, irresoluta y torpe. Dejó la altanería del 2007 y se vistió de los ropajes cada vez más andrajosos que la sutilidad le da al ser humano. Seguramente estaba tensa y cansada, pues no me cabe duda que debe ser duro intentar ser electo para un cargo tan importante en la historia de la humanidad. Y así ella lo hizo ver a toda “América” -de costa costa- el día antes de las votaciones: frete a una consulta alusiva al estrés que suponía una campaña tan dura para ella, como mujer, Hillary se rompió en lo más interior, dejó de ser candidata, y lloró…
¿Escena preparada? Creo que no, pero que logró un efecto conmovedor como pocos. Los votantes norteamericanos vieron en ella a una mujer que sufre y llora. Y votaron por ella… Símil o no, el año 2005 Bachelet se enfrentó permanentemente al fantasma de ser mujer; su código de señales en campaña ya desvelaban un signo identitario en Chile –la sociedad matriarcal- y la actual Jefa de Estado chilena jugó con esa imagen a pesar de cierta dureza, que desplegaba en pequeñas cuotas, para aplacar a un sector del electorado conservador y obtuso que cree –o creía- que las mujeres no pueden –o podían- ser líderes…
Sin embargo, Bachelet también cayó en el llanto un día al ser interpelada por el historiador Alfredo Jocelyn-Holt. Bachelet también perdió la compostura y con ese gesto recordó que es mujer, que sufre, que se emociona, algo que quizás los hombres nunca alcanzarán a exponer. Chile votó por ella, pues por más habilidades para mandar que tenga, lo que la catapultó fue el hecho de ser mujer… (Mención aparte merece las tardías lágrimas de Aylwin cuando en cadena nacional le contó a Chile que había leído el Informe Retting o el patético llanto del uruguayo Jorge Battle, cuando tuvo que viajar a Buenos Aires a pedir disculpa luego de que se filtrasen unas grabaciones donde tildaba a la clase política argentina de corrupta).


Lo paradójico es que en sociedades algo menos conservadoras que la chilena y las muchas sociedades norteamericanas, las mujeres que llegaron al poder no tuvieron que llorar para conmover o recordar que su condición de mujer era una propiedad “emocionable”. Merkel en Alemania o Fernández de Kirchner en Argentina (incluso Thatcher en Inglaterra) ganaron manteniendo una línea que si bien apelaba a la “novedad” equiparaban sus capacidades y prestancia simbólica de ser humano por sobre el hecho de tener una inteligencia emocional mayor que los hombres. En Argentina o en Alemania no se midió el riesgo de que una mujer llegase a mandar, sino que se votó por un candidato, dándole a la condición de género la importancia que debía. ¿O será que estaba tan claro que ganaban que no tuvieron que apelar a su condición de mujer para conmover votos?

8/1/08

Trenes y Rallys

Puede que mi vida de trabajador en Madrid se resuma en un tren de cercanías. Todos los días de Pitis a Las Matas: un trayecto demasiado corto para, por ejemplo, entregarme a la lectura concentrada que merece un libro y que para ser completo incluye un trasbordo obligado con la red de metro de la capital hispana, lo que impulsa una perpetua y leve alerta: no es igual pasarse en una estación del suburbano que en una de trenes, pues la frecuencia de estos últimos se tranza en centena de minutos, por lo que es el viaje de mi casa a la pega es un camino reñido con la distracción…
En definitiva no es un viaje desagradable, pero si obviable. Si ahora comienzo este articulo así es debido a que empecé a parir la idea central de las líneas que vienen a continuación en un tren de cercanía colmado de inmigrantes de todo tipo y de todo tipo de trabajos. Y muchos españoles, que no es un pleonasmo aunque de bote pronto parezca redundante.
Sin embargo, el germén de este post parte el viernes pasado, en la boletería de Las Matas, cuando de golpe choqué con eso tan español que a veces cuesta digerir del todo...
Raudo corría junto a Bea por las inmediaciones de la mencionada estación para agarrar el tren de cercanía que continuaba hasta Segovia pues, si bien es otra provincia, un convoy que pasa cada dos horas llega hasta la ciudad castellana famosa por el acueducto romano y el cochinillo asado. Entonces el apuro tenía justificación, el tren ya se iba, había que comprar los tikect y el reloj –muy cabrón siempre- trotaba a la par que nosotros… Pero aún había tiempo y llegamos a Las Matas con margen. Incluso agradecí la suerte de no caer en la manoseada melancolía de perder el tren por más que los modernos coches de cercanías poco tengan que ver con la escena recurrente en la literatura y la cinematografía que simioticamente nos muestra un andén diluido por el humo de la locomotora.
Todo, al parecer, estaba en su sitio. Los viajeros esperando y el tren aún lejos. Pero no contaba con la rutina calada del español promedio. Tuvimos Bea y yo la mala ocurrencia de querer comprar los pasajes a las 16:43 de ese viernes –el primero del mes de enero- a la misma hora en que el hombre a cargo de la venta de los mismos ya tenía agendado su café matutino. No había nadie para vender los dichosos billetes y la única información que pudo proporcionarnos el guardia de seguridad de la estación se limitó a ser el tipo de brebaje que el mentado estaba bebiendo: “Es que a esta hora Paco se toma un café bom-bom”. ¿Es posible que en la novena potencia del mundo se pueda abandonar el trabajo por el café y mandar a tomar por vientos a los metódicos gilipollas que quieren cumplir con las normas y los reparos?
Conseguimos, eso sí, la venia del segurata para subir al tren sin pagar y parlamentar con el revisor sobre nuestra situación. La experiencia a bordo de los cercanías no era muy halagüeña: es cierto que la libertad del sistema te permite –con suerte- usar el servicio y no pagar, pero para evitar eso hay uno que otro inspector con cara de perro que pasa multas a los que no tiene el billete o el abono trasporte. Cruzábamos ya la frontera entre Madrid y Segovia (FOTO), algunos faldeos impactaban por una nieve siempre ajena para el chileno marino, cuando el inspector nos encaró con buen semblante y luego de la explicación pertinente nos cobró lo justo: 5.45 euros. Para el revisor era completamente posible que Paco se tomara su café.

DON JULIO
En fin, esa no era la idea central…
Al menos no es lo que pensé en el tren cuando regresaba a casa. Mi intención era narrar algo sobre el suspendido Lisboa-Dakar y la posibilidad de que mute en algo así como Río de Janeiro-Atacama. Pero tampoco tengo demasiada información de un evento –la suspensión de un evento- que impulsa a debatir sobre el real poder del terrorismo o del miedo.
Ahora bien. No fue hoy y quizás tampoco ayer cuando pensé que debía escribir algo sobre el difundo periodista nacional Julio Martínez. Reconozco que el impulso primario era ese, pero la nostalgia se vio aletargada por la muerte de Matías Catrileo, joven comunero mapuche ultimado por las fuerzas especiales de Carabineros cuando estás reprimían el “ataque” al fundo del empresario “chileno” Jorge Luchsinger.
La perspectiva cada vez más real de que en Santiago se percaten que en la Araucanía ya estalló un conflicto étnico de proporciones que rebasó la historia, la raza, lo social y lo económico; va encaminada a seguir reflexionando sobre un hecho que este 2008 puede traer por fin consecuencias, terribles para el Chile europeo, pero positivas para la sinceridad de un sociedad fracturada, pluriétnica, auto-engañada, desigual.
De don Julio poco se puede decir. Se va una imagen y con él los recuerdos de esos domingos en que ver los goles en Teletrece era primordial y único (yo iba a clases por las mañanas y no había permiso para ver Futgol a las 00:00 horas, salvo goleada espectacular de la UC). Comentarios cada año más vagos y dispersos, pero siempre vistos y oídos. Además la muerte JM es la muerte de alguien que viste en TV desde que naciste, lo que impulsa a percatarnos que cada vez los mitos se derrumban o mueren mientras los años pasan. Dejamos de creer en el Viejo Pacuero, pero gente como JM hacen de hilo conductor entre la edad infantil sustraida por el pasado y la manceba adultez que los 25 imponen. Algo que agradecerle a la TV como medio y mucho a JM como periodista.