27/7/08

Un Radovan diferente

Radovan. Radovan es el nombre.
Conocí a un Radovan hace poco, quizás siete u ocho semanas atrás, cuando acudí a mis cortas clases de inglés acá en Dublín (en la foto la fachada de mi académia). Mi curso reunía un cúmulo de nacionalidades que incluía franceses, españoles, coreanos, brasileños, un tipo nacido en Angola, pero de padres portugueses, una mujer algo mayor de Letonia, tres saudíes y un hombre de 35 años aproximadamente, con un inglés peor que el mío, con una voz ronca y aletargada, con una vistosa chaqueta de cuero marrón, con una barba muy bien cuidada, pero abundante. Ese era Radovan y venía de Eslovaquia.
N
o hablé mucho con él en las clases, pero era agradable saludarlo por las mañanas. Alguna vez compartimos una de las dinámicas que Katt, mi profesora de inglés made in Finlandia, nos hacía, pero tampoco saqué mucho en limpio del porqué de su venida a Irlanda. Sin embargo, un día sábado, uno de mis primeros sábados, mientras esperaba el autobús en Parnell Street y lo vi caminar con una bolsa del supermercado Lidl lo saludé y lo acompañé. Ambos suponíamos que sería un diálogo de sordos, pues él no entendería mi acento y claramente yo no le entendería el suyo, tan cargado a las R a veces, o a las G en otras. Pero ambos lo intentamos, ambos pusimos la mejor de nuestras partes para hacer del pequeño diálogo algo fructífero.
Ese día comenzaba la Eurocopa y le comenté que jugaba República Checa y traté de explicarle si ante esa disyuntiva futbolera su condición de eslovaco lo llevaba a apoyar a los antagonistas de los checos en esta ocasión. No entendió mi pregunta y se largó a explicarme que desde 1993 Checoslovaquia se había separado y que ahora eran dos países distintos. “Ya lo sé Radovan” le dije en español esperando el milagro, pero éste no ocurrió y le hablé de Karol Kucera y Dominic Hrvaty y quedó contento, tanto así que se detuvo 4 minutos para explicarme cual era la mejor forma, según él, para regresar al paradero o llegar al siguiente paradero más cercano y esperar mi bus.
No hablé mucho más con él. Y se acabaron las clases y aunque me recordaba a Cristóbal López, un amigo de infancia de semblante similar al eslovaco, mi memoria no volvió a evocarlo hasta que la noticia de la detención de Radovan Karadzic (en la foto) colmó las rotativas.

Otro Radovan

La detención de quien fuera el presidente de la República Srpska, líder militar de los serbo-bosnios y responsable de extremas atrocidades en la Guerra de los Balcanes, no se esperaba, aunque quizás más de un servicio secreto, como el griego, lo intuía. Quien para los serbios es un héroe, vivía camuflado en el mismo Belgrado con una identidad y una vida falsa y se hacía pasar por un psiquiatra.
Intuyo, incluso, que Karadzic sabía que sería apresado por las autoridades serbias hace ya meses. Los mismos servicios secretos que lo cuidaron debieron informarle de lo que se venía y él, sabedor de los entretelones internacionales, debió llegar a la siguiente conclusión: Me van a entregar al Tribunal Penal de La Haya, pues soy la presa que desea Europa para expiar sus responsabilidades y ahora que habrá cambio de administración en EE.UU. (y no llegará otro Clinton), sumado a que la independencia de Kosovo no fue reconocida por todos, es cuando Belgrado se baja los pantalones. Apuesto mi barba cana, debió pensar Karadzic, que Ratko Mladic caerá cuando ya se sepa quien gobernará EE.UU. y llegue el fin del invierno.
Serbia, en la guerra de los Balcanes, perdió por sobre todo la guerra de propaganda y este episodio de Karadzic, un campeón de las violaciones de los derechos humanos, es una prueba más de esto.
Por ejemplo:
Una de cada cinco personas que viven en Serbia no es de origen serbio. Más aún, Serbia, junto a Macedonia, son los únicos países desmembrados de la EX-Yugoslavia que constitucionalmente se declaran multiétnicos, algo que ni Eslovenia, ni Croacia, ni Kosovo han hecho. Un punto no menor si consideramos que la limpieza étnica siempre se asoció a Belgrado o Pale y nunca a Zagreb.

En aspectos de limpieza étnica, en funestos términos de eficacia, podemos señalar que el 4 de agosto de 1995, casi un mes después de las matanzas de Srebernica, el nuevo ejercito croata –armado gracias a EE.UU., Alemania, Carlos Menen y Augusto Pinochet, entre otros, atacaron la población serbia de Krajina (enclave ortodoxo en territorio de la actual Croacia) y evacuaron a más de 150 mil serbios que vivían ahí hace siglos (los serbios fueron los “guardias fronterizos” del Imperio Otomano en tiempos en que limitaba con el Imperio Austro-húngaro, por eso, a pesar de no estar conectadas con Serbia, habían grandes extensiones en Croacia habitadas por los descendientes de estas avanzadas otomanas), los más ancianos que no pudieron huir fueron asesinados y quemaron casi la totalidad de las viviendas serbias. No sólo no hubo espanto en la comunidad internacional, sino que es sabido que aquella operación tenía el OK de Clinton, la UE e incluso Slovodan Milosevic, pues aquel enclave serbio en territorios croatas complicaba las secretas negociaciones que desembocarían en los acuerdos de Dayton (todo esto queda reflejado en el libro El juego de las Mentiras del belga Michael Collon).

La diferencia
¿Es Karadzic un criminal de guerra?
Sí, lo es.
¿Le corresponde al TPIY de La Haya juzgarlo?
Sí.
¿Puede la prensa seguir atribuyéndoles el monopolio de la maldad a los serbios en los Balcanes?
No, pero es justamente la prensa la que nos demuestra que lo diferente no tiene cabida en la Europa del siglo XXI.
Si Serbia hubiera entregado a todos sus héroes manchados con sangre a La Haya, si hubiera desistido de acosar a los albano-kosovares, si hubiera sacado a Milosevic en el momento indicado, lo más seguro es que tampoco estaría en carpeta para ingresar al cada vez menos selecto grupo de Bruselas. La gran diferencia de Serbia con el resto de los ex países socialistas es que no siguió las directrices del Banco Mundial y el FMI a principio de los 90’ y se convirtió en un paria económico. La guerra de propaganda hizo el resto.

18/7/08

La Embajada

La embajada de Chile en Irlanda limita al frente con la residencia del embajador de la República de Chipre, al lado izquierdo con la legación de Croacia y al lado derecho con la consulta del Doctor Sean Blake.Se emplaza en un acomodado barrio de Dublín, Ballsbridge para más señas, en la zona sur de la ciudad, que, como los entendidos sabrán, es la zona rica de la capital irlandesa. Valga señalar la paradoja, pues Dublín es uno de las pocas urbes –aunque el tinte de “urbe” exagera los límites reales de la ciudad- en que los barrios ricos se ubican en el sur y los barrios más “populares” en la zona norte. Y toda la ensalada dividida por el río Liffie, aunque socialmente la fractura no es tan notoria… pero eso es Dublín y lo que nos convoca ahora es la representación diplomática de Chile.

Características
Ondea la tricolor en los yermos jardines del inmueble. Algo desteñida, la bandera la mayor parte del día se echa al vuelo desplegando todo el esplendor gracias al perenne viento que, a la vez que la peina, seguramente le ha robado los colores dejándola algo opaca. En definitiva el paño debe estar en aquel mástil desde que la embajada abrió el 1 de julio de 2003 y aún nadie se da el trabajo de encargar otra, ya sea a Chile mismamente o algún sastre irlandés. Más sin embargo los ladrillos de la casa mantienen un lustre novedoso, merced de una buena pintura ejecutada tal vez antes del verano. Contrastan ambos estamentos: la vetusta bandera y la limpieza de la pared. La puerta, por su parte, es roja y el timbre sonoro. Eran cerca de las 12:23 cuando apreté ese timbre luego de caminar varias manzanas buscando el 44 de Wellington Road con la ansiada intención de verificar en terreno ciertos rumores sobre el mal actuar de los burocráticos de la embajada chilena en Irlanda.

La Funcionaria
Siempre quise ir a la Embajada de mí país en otro país. Abundan, por ejemplo, en los aeropuertos españoles folletos alusivos a las embajadas del Reino de España en otras naciones: “Sí tienes algún problema no dudes en acudir a tu Embajada”. Yo no tenía ningún problema entre manos, pero quería vivir la experiencia de tocar la puerta metafórica de mi país.
Pero los antecedentes no eran halagüeños.
Dos chilenos que he conocido acá me habían comentado que cierta funcionaria, secretaria del Cónsul y encargada de recibir a las visitas, se mostraba díscola a la hora de solucionar los problemas de los pocos chilenos que se acercaban a la puerta roja. Uno me comentó que no lo habían querido atender, que luego de insistir y comentar su problema –perdida del pasaporte- no quisieron ayudarlo y sólo las gestiones de un familiar amigo de un senador en Chile, allanaron la consecución de dicho documento, no sin antes ganarse el desgano de la funcionaria.
Otro, complicado ante el sistema laboral irlandés, fue a pedir información sobre que hacer y que no hacer dado su precario inglés. No sólo recibió un no como respuesta: “ésta no es una agencia de empleo”, le espetó la mujer y aunque algo protestó, y por tanto algo más le ayudaron, poco más sacó en limpio.
En efecto, fue ella quien me abrió y lo supe en el primer momento en que vi su aspecto, el cual resumía bastante su labor. Era una funcionaria, en Chile y en Irlanda y en cualquier país su trabajo sería ejecutar. No estaba en su escritorio cuando la puerta cedió al impulso de mi brazo y apareció desde una habitación detrás de las escaleras (quizás la cocina). Se sentó en la recepción y me preguntó que quería, hasta ese instante con cierta cordialidad.
-¿Voy a Londres la próxima semana y quiero asegurarme si no tendré problemas para entrar a Inglaterra?
-Pero nosotros no somos los encargados si entras o no a Irlanda, Eso lo ve migración. No sé para que viniste acá. Esto es la embajada.
-Pero yo preguntó por Londres… no por Irlanda.
-Ah! No, niño, no tendrás ningún problema. NO hay inconveniente que yo sepa.
Luego de resolver mi duda (ya sabía que no tendría problemas, pero era la excusa para ir a la Embajada), me preguntó un par de cosas protocolares a las cuales respondí con agrado. Luego me paré y me fui.

120 en Dublín
Según datos de la cancillería de Chile, no llegan a 150 los chilenos residentes en Irlanda. En toda la isla. Y por lo mismo me pregunto cual es la función de la embajada más que allanar el camino a las grandes transacciones comerciales. Eso no lo entendí al salir del 44 Wellington Road, sino que al caminar más al centro y ver a los recurrentes borrachos irlandeses pidiendo céntimos. Me topé con uno que auspició su embriaguez con una botella de vino chileno, 120 de Santa Rita, y concluí que detrás de ese mercado vinoso está la burocracia diplomática. La dubitativa atención de la secretaria del Cónsul, más propia de un servicio privado que uno público y/o estatal, me hace pensar que las Embajadas chilenas deberían ser concesionadas, privadas, pagadas por las empresas que se benefician por esa representación y no por el Estado, ya en su esencia privado. Los 150 ciudadanos chilenos en Dublín poca asesoría tienen...
No queda más que decir que, por lo menos, hay embajada en Dublín.

9/7/08

Ingrid libre, Sarkozy en América.

Cuando una mega noticia golpea las rotativas no hay posibilidad algunas de abstraerse. Es lo que hay, es lo que manda y demanda y aunque no puedas comentarla con alguien con la inmediatez que se requiere, el acontecer suscita pensamientos consientes e inconscientes.
Luego de seis años Ingrid Betancourt está en libertad. En una limpia operación llevada a cabo por el Ejército colombiano, ella y 15 rehenes más secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fueron rescatados de la espesa selva colombiana sanos y salvos. Operación Jaque la han llamado los militares quienes exhiben con orgullo su triunfo. Ingrid sonriente abrazando a sus hijos, Ingrid, entrevistándose con Sarkozy; objetivo logrado sin disparar bala alguna ni poner en peligro a los librados. En términos futbolísticos sería algo así como salir campeón invicto sin que te marquen goles…
(Luís Aragonés y Álvaro Uribe deben ser los hombres más felices del mundo en este momento).

Jaque
La falta de información hace difícil comprender los bemoles de la Operación Jaque, pero no hay que ser experto para detectar que además de inteligencia militar hubo algo más: traiciones, informaciones y un sinnúmeros de antecedentes preliminares que empujaron al Ejecutivo cafetero a actuar: muerte de Tiro-Fijo, “ajusticiamiento” de Raúl Reyes en suelo ecuatoriano, entrega de la Comandante Karina.
Las FARC se rompen y por lo mismo parece altamente improbable que haya existido una negociación entre las partes –y 20 millones de dólares de por medio- para zanjar la liberación de Ingrid, pues más de algunas de las facciones de la FARC hubiera puesto el grito en el cielo o al menos hubiera mostrado su desagrado públicamente. EL mando único se rompió hace rato... Si lo hubo ahora (informaciones periodísticas dicen que Francia ya había pagado una por el rescate de Ingrid el 2003) lo sabremos cuando dentro de las FARC se produzcan las primeras intrigas para saber que grupo canalizará el poder y como ese poder se hará manifiesto: con un espectacular evento o con una negociación de paz.
En lo que a mí compete, el hecho me invitó a soñar. Soñé, la misma noche del día en que Ingrid fue liberada, que me encontraba con ella en un centro comercial en una ciudad incierta. Iba a comprarse un vestido para su cita con Nicolás Sarkozy y entre lágrimas me dio las gracias… ¿De qué? No sé, tampoco fui un activista recalcitrante de su causa, su situación, pero por lo mismo me desperté ese día con la pregunta. Más allá de la Operación militar ¿A quien realmente debe agradecerle Ingrid? ¿Supo en su cautiverio de las negociaciones llevada a cabo por Hugo Chávez?

Vía abajo
A vista de los acontecimientos, Betancourt visitando apresuradamente al Presidente de la República Francesa, podemos suponer que la rehén más famosa de Latinoamérica sabía del impulso que Sarkozy le dio a su causa. Por lo mismo suponemos que se habrá enterado, entre los espesos troncos de la selva del Guaviare, mientras consumía productos venezolanos a veces y brasileños otras –lo que confirma la movilidad de la FARC llevando a los detenidos de una frontera a otra- y oía cada mañana la Radio Caracol, beneficio matizado por los secuestradores con sendas cadenas a la hora de dormir, que Chávez se la jugó también por su liberación y perdió. Tal como perdió Cristina Fernández apoyando la “vía Chávez”, esa que llegó al límite de la pantomima cuando el venezolano pidió la liberación de Ingrid en su programa “Alo Presidente” a un Tiro Fijo supuestamente ya muerto.
(La siempre timorata diplomacia chilena no se la jugó y otra vez está fuera de los laureles, pero lejos de la cal de la derrota, a pesar de la patética postulación de Ingrid al Nobel de la Paz impulsada por La Moneda)
Por alguna razón Ingrid no ha manifestado su agradecimiento a Chávez y esa es la derrota fundamental del caudillo venezolano: que la estrategia de Uribe se impusiera era posible, pero el mutismo de Betancourt demuestra que la táctica de Chávez no pareció nunca tener un buen destino por más pirotecnia que éste impuso.
Francia, que nunca ha tenido una llegada de primera línea en éste continente, suma a la ya polémica venta de arsenal militar a Brasil sus gestiones para liberar a Betancourt. Esto le da una influencia inusitada, nueva, en momentos que el Reino de España pasa horas frías en sus relaciones con América Latina.

DATO APARTE.
Paradójico es, además, como la misma persona pasó a ser colombiana cuando estaba secuestrada a colombo-francesa una vez que dejó la selva. Si bien todos sabíamos lo de su doble-nacionalidad, cabe preguntarse por qué la prensa hispana le sumó otra nacionalidad en cosa de minutos…