23/6/07

Santander 1...


Comienzo este nuevo blog desde un hostal de Santander. Comienzo otra vez a narrar historias, cosas, acontecimientos, opiniones... Espero ser constante y real...
...Los tímidos golpes que Juan dio a la puerta me ha interrumpido. Juan es el dueño del hostal y me ha venido a dejar la factura por el alquiler de la habitación. Al entrar, miró sorprendido el ordenador y me preguntó que hacía. Por su cara pensé que nunca había visto un ordenador portátil encendido, pero deseché la idea rápidamente al comprobar que lo que buscaba el buen Juan era un tema de conversación para quedarse unos minutos en la habitación y conocerme someramente. Supongo que ese procedimiento lo hará con todos los clientes que acuden a su hostal (que se llama Botín, Isabel II, 1. a un costado del Ayto. de Santander). Le otorgué algunos minutos y me enteré que, aunque hoy empieza el verano en el hemisferio norte, la temporada alta en Santander debe esperar hasta la segunda quincena de julio. Es más, según el teledario mañana llueve en la capital de Cantabria.
Quizás Juan me buscaba hace un par de horas para darme la factura. Pero apenas llegue al Hostal dejé el bolso y fui a caminar por ahí con el objetivo de ver el mar. Y lo vi. Vi el mar Cantábrico en su esplendor y me pareció tranquilo, ameno, amigo...
Creo que el concepto de mar contemplativo que puedo tener yo, criado en San Antonio de las Bodegas, Chile; es infinitamente distinto a un cántabro. Para mi mar es inmensidad, es bravura, es respeto. Es un oleaje furioso rompiendo en un rada que resiste con hidalguía, pero con cansancio. No sé que opinarán los demás sanantoninos que lean esto, pero siempre he pensado que el pseudomalecón del Paseo Bellamar un día cualquiera se va a parar y se va ir de ahí dejando que el intempestivo océano Pacífico inunde los puentecitos de artesanías y llegue hasta la AV. Barros Luco, ahogando los colectiveros que van a La Viuda y a los del Sindicato de Pescadores... El tres de marzo de 1985 estuvo a punto de hacerlo.
Y la brisa... No hay brisa, ni tenue brisa en Santander. Un Eolo alejado del mar es prohibitivo para mi inconsciente. Mirar el mar sin que el viento me despeine graciosamente es como mirar simplemente un lago. Es como comer tortilla de patatas con huevina, es como el cibersexo apurado, es co
mo ir a Suecia y no pasar por Dinamarca... Algo insípido.
Aunque conozco uno que otro sitio marítimo en Europa, lo de Santander me había ilusionado. No poca gente me había dicho que en el norte de España el mar era distinto al de Andalucía o Murcia; pero sí difiere de algo es de la potencia del Pacifico, del mar de Chile, así, en plan nombre propio como mar Caspio o mar Negro, por que más que las cordilleras, que el desierto, que la “loca geografía” y que el vino; si algo nos define es ese gigantesco y maravilloso mar. Sucio, café, frió, helado, intranquilo...






RECUERDOS
Hoy, además, en España es como cinco de enero en Chile.
No sé que fecha será ahora que han cambiado el sistema, pero al menos en mi tiempo los cinco de eneros daban los resultados de la PPA. Y hoy en España han dado los resultados de lo que los ibéricos llaman selectividad. En el tren que me llevó desde Palencia hasta Santander, una chica recibía constantes llamadas al respecto (por eso me enteré) y al caminar por las calles de Santander (¡¡¡una de las avenidas principales se llama General Mola!!!) vi que los “chavales” se congregaban en las esquinas a comentar los resultados.
Ineludible el recuerdo. Aquel día en que vi mis resultados. Bien en verbal, excelente en historia, paupérrimo en matemáticas...
Sin embargo, recuerdo con mayor nitidez cuando, al otro años, una página web filtró los resultados y con David Fernández y Salvatore Cucurrullo vimos los puntajes de quienes dieron la prueba por segunda vez... Aquello fue algo ciertamente voyerista. Y surrealista, cuando había que poner cara de circunstancia cuando le preguntábamos a esos compañeros por los resultados y por su futuro.
Supongo que la mente surfea de una manera extraña por los recuerdos, por las olas de recuerdos.
Unas de las ideas que pensé consignar en este Blog, cuando en el tren pensaba que ya era hora de lanzarme al mundo de las opiniones electrónicas con el arrojo que mi egocentrismo me permita, era hacer una mención a la envidiable capacidad de Javier García Marcos de actualizar su blog constantemente sin pudor ni decoro. Muchas de las cosas que mi buen amigo, que ahora pernocta en Dublín, escribe yo, al menos, no lo las escribiría.
Antes, cuando aún la Guerra Fría ardía en su vida y compartía piso con su ex novia; Javi, el vasco, se limitaba a escribir de política internacional. Ahora lo hace de las experiencias, de las chicas que conoce, de su futuro (dejando aun costado sus análisis). Me he visto inmiscuido no pocas veces en sus narraciones y la verdad me agrada ser un personaje en la película de la vida de Javi. Más que mal Diana y Carolina se las presenté yo.
Ahora debería estar escribiendo las preguntas que le mandaré por mail al periodista Gonzalo Vega para el trabajo de Pablo Sapag sobre el despliegue de tropas en Haití en marzo de 2004. Factores endógenos y exógenos... Debería hacerlo, pero me siento más contento luego de releer estas líneas. Unas de las líneas narrativas de este blog será eso, los trabajos para Comunicación y Conflictos Armados.
Eso y Gilbraltar la próxima semana.
Eso y quizás Noruega, Suecia y Dinamarca a fines de agosto.
Eso y la vida.

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