4/12/07

No Belfast (Irlanda 2). El frio, MobyDick y también Valparaiso.

Hacía frio en Dublín hace una semana. Y también hacía frio en Vitoria hace dos. ¿Hará frio en Málaga la próxima?¿ Hará frió en Barcelona el fin de semana de navidad? ¿Hará frio en Alicante el 31 de diciembre?
El otoño del hemisferio norte ya casi es historia y se vienen las fiestas de fin de año que acá en España se cuentan de a tres (Navidad, año nuevo y Reyes). Y con las festividades, el invierno… que este año amenaza con ser INVIERNO, lo que no es una reiteración banal que busca seducir poéticamente al lector, sino una afirmación certera que, de hoy en más, necesitará permanente aclaración: la destopía del cambio climático está modificando nuestro lenguaje y lo que antes se entendía con una palabra ahora se requerirán dos. Invierno-invierno; verano-verano. Calor de verdad o frio de verdad. Frio como en Dublín, no como en Vitoria, donde el frio era amigo de la intimidad. En Dublín, por ejemplo, el frio era enemigo de la limpieza, pero fomentador de vicisitudes de la noche. Y por esas vicisitudes, es decir por el frio rampante y cotidiano, me quedé sin ir a Belfast.
No busco justificaciones climáticas, pero en el amanecer del sábado 24 de noviembre no tuve pie para negociar con Javi y Antonio la posibilidad de ir a la capital de Irlanda del Norte: uno ya la conocía y el otro la tiene a tiro de cañón (nunca mejor la analogía). Belfast se diluyó entre cervezas y taxis que se demoraban en pasar en una noche dublinesa cargada de frio y misterio.
Y ante la ausencia de Belfast el misterio de Dublín se resolvió caminando, recorriendo callejones, guiándome por el sonido de gaviotas que no me guiaban. Estuve en Dublín y no vi el mar… pero si puedo asegurar, como ya he asegurado antes, que Dublín (en la foto) tiene algo, un aire, un aroma, a Valparaiso. No sé si en este BLOG lo señalé, pero aquello –Valparaiso como fantasma que se aparece en ciudades del viejo continente- es una señal de que, modernidad más modernidad menos, la primera y más global ciudad de Chile se escribe con V y no con S (Y no es Viña del Mar ni tampoco

Valdivia. Tampoco Vallenar o Villa Alemana).

CIUDADES COSTERAS
Santander, a las orillas del Cantábrico, Copenhague en la laguna del mar Báltico y ahora Dublín, me han hecho recordar levemente la ciudad portuaria chilena. Evidentemente las ciudades mencionadas son puertos de carga y descarga, puertos con barrios de puertos: putas, bares, leyendas, oxido corroído por la brisa marina, pescadores molestos por algo indescifrable, pero con cara de pocos amigos... Como en Valpo, como en San Antonio.
La verdad es que Valpo se me ha aparecido centellante el último tiempo. La lectura lenta, pero segura de Moby Dick ha subrayado esa cercanía obvia que las ciudades costeras de todo el mundo tienen con el mundo. Ese permanente intercambio cultural que se ha producido desde siempre, pero que con el auge de la revolución industrial ha venido consolidándose y creando una mezcla de liberalidad y cercanía (Ejemplo de ello es que las regiones costeras de EE.UU. son demócratas y las del interior son republicanas. Los lugares costeros siempre son más abiertos a las influencias y por ende más tolerantes. ¿Es eso aplicable a Madrid?).
El asunto es que Ismael, el protagonista-narrador de MobyDick, cita Valparaiso reiteradamente. Estamos en el XVIII, el canal de Panamá no existe (de hecho no existe Panamá) y Valparaiso es el puerto donde toda embarcación tiene que recalar tras pasar por el infernal cabo de Hornos. Pero también aparece Juan Fernández y un marino chileno en la tripulación del Pequeud, el barco ballenero capitaneado por el lúgubre Ahab.
Sin embargo, lo más embriagador de la novela de Herman Melville es el momento en que Isamel habla sobre los cuatro leviatanes más sanguinarios que el mundillo ballenero recuerda: Timor Tom, que solía aparecerse en Timor Oriental; Jack de Nueva Zelanda, que atemorizaba los navíos que transitaban por el sur de Oceanía, Morquan, apodado el rey de los mares del Japón, y don Miguel, macabro cachalote chileno que -cito textualmente- "tenía el lomo tatuado de extraños y místicos jeroglíficos como las tortugas". Alguna voces incluso dicen que el nombre de la gran MobyDick es una adopción al inglés de una ballena que realmente existió y que se llamaba Mocha Dick, la cual solía nadar por la isla del mismo nombre cerca de Concepción.




3 comentarios:

  1. El arkángel Gabriel (si, borroka) me vino a anunciar (eso era, no un sueño) que los del Mercurio ya cacharon el vínculo de la etnia mapuche con ETA (tú, 90% mapuche, claro está). El malo maloso (chileno) no se vio seducido por el posible ordenador. Te robaba información clasificada. ¿Acaso creiste que no reparó en la ligereza del bolso? (iluso). A, y dicen las malas lenguas que también le atrajo una bufanda que se asomaba (notó que era Zara, pobre pero delicao po).
    Te identificaron por un par de notas anteriores (¡logi, no ves que sales en GOOGLE!).

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  2. Siento que en el robo del otro día se encontrase moby dick (también el resto de pertenencias), que una vez leído el blog siento que era muy de tu agrado. Bueno te dejo el mensaje para que sientas que dejamos huella aquellos que leemos tus escrítos. Un abrazo amigo, trabaja, viaja y ya quedarémos para poner al día el mundo.

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  3. No hará frío ni el 20 ni el 31 del 12 del 07. Como en el 9 del 4 del 9 (¿o era el 4 del 9 del 4?) (bueno, ese mismo).
    Devuélveme la cabeza de Bratz porfavor (no se puede ser tan pajarona).

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