2/8/07

El Mladic chileno finalmente fue Gotovina (Aunque no le llega ni a los talones)

Y otra vez pasa lo mismo... Bueno, esa es la gracia. A veces me olvido del espíritu del epígrafe de este BLOG, que establecí ya hace meses, comentar como las decisiones de otros –los elegidos- afectan mi vida. No es que la captura de Raúl Iturriaga Neumann (RIN desde ahora) cambie mi vida o la afecte (en lo más mínimo, aunque reconosco que un poco más feliz y tranquilo me siento), pero tenía otras idea para relatar esta semana y me veo sorprendido con la noticia. La cena étnica del sábado, la semblanza a mi adolescencia llo-lleina, pedida por Mariano; y los comentarios del libro “Comunidades imaginadas” de Benedict Andersson tendrán que esperar un tiempo...

Después de 52 días prófugo RIN ha sido capturado en un departamento de Viña del Mar por nuestra profesional Policía de investigaciones. Los parabienes se multiplican y me aventuro a opinar que el zar de la inteligencia de los ’90 y ahora ministro del Interior, Belisario Velasco, hará de este arresto un logro de su gestión al mando del orden del país.
Al final RIN tenía una cobertura de corto alcance que no se llegó a consolidar. Si la vergüenza se midiera en días estos 52 amaneceres son un moco de pavo comparados con las 503 jornadas de pudor que el fallecido Dictador Pinochet nos hizo pasar arrestado en Londres.
RIN estaba armado con una 9 mm al momento de ser apresado y su aspecto era pésimo. Si en el DVD que envió a la prensa hace ya casi dos meses su apariencia era tenebrosa, ahora su imagen es patética. Presumo que no debe ser la culpa, pero algo corroía el espíritu del otrora subdirector de la DINA durante estás semanas, lo que no deja ser intrigante. Suponiendo que la “importante red de protección” que RIN tenía se encargó de ir a dejarle las marraquetas todos los días, podemos decir que no es el hambre lo que tiene enjuto al personaje en cuestión (en cana seguro que engordará, pero a cargo del erario público).
Pienso que huir debe ser difícil. Tensión permanente, miedo al otro (algo muy común en Chile), imposibilidad de ver a tus seres queridos, imposibilidad de ir a la esquina por el diario, imposibilidad de ser. El vaivén de los pasos apurados por la escalera debe helar la espalda. La tortuosa sensación de que el Opel Corsa que va detrás de ti te sigue, coarta no sólo el actuar, también limita tus pensamientos y te condena a vivir reducido a líneas imaginativas recurrentes: como eludir, como escapar, por donde podría evitar... , tengo suficiente comida para no salir de casa durante una semana... tengo mi arma a mano...
Lo del coche que te sigue puede ser subjetivo. Pienso en un Opel Corsa puesto que es un coche de mi generación, pero se puede usar otro modelo para la recreación, como un Chevrolet Impala o un Ford falcon, de color negro preferentemente, aunque quizás es tipo muy setentero, algo pasado de moda, una reliquia en el mundo tuerca. Un símbolo de cuando todo Chile vívia como RIN...
Y es que sentado en mi escritorio no dejo de pensar en RIN caminando por las calles oscuras de Viña del Mar, ataviado con una gabardina, oyendo el rugir de un motor que pasa por su lado e imagino su cara demacrada, desencajada, deshabitada. Pienso que ojalá piense en todos los miembros del MIR que sintieron ese rugir alguna vez en las calles de Santiago de Chile cuando la huida era perpetua y no había escapatoria. Pienso, no sé porque, en Lumy Videla que tras ser arrestada y torturda hasta la muerte por la DINA a mediados del '74 su cuerpo fue arrojado a los patios de la Embajada de Italia para advertir a otros "subersivos".

El croata liberador de Krajina
El ex prófugo croata Ante Gotovina lo dijo cuando cayó el 8 de diciembre de 2005 en Tenerife. “Estoy cansado de huir”. Gotovina, un verdadero héroe si lo comparamos con nuestro excelso RIN, era buscado por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia por la muerte de 150 civiles serbios en la región de Krajina ubicada en el centro del país de Suker y Boban. Krajina era un enclave serbio en la provincia de Croacia bajo el marco de la República Popular de Yugoslavia. Tras la implosión de esta nación a principios de los ‘90, y la posterior declaración de independencia de Croacia, los habitantes serbios del lugar fundaron la República Serbia de Krajina, la cual, ayudada por Belgrado, subsistió entre 1991 a 1995 sin que ninguna potencia exterior la reconociera (hay que recordar que Suecia, Alemania y El Vaticano demoraron 24 horas en reconocer a Eslovenia y Croacia cuando se declararon independientes).
Sin embargo, era complicado que una Krajina serbia sobreviviera bajo los límites físicos de una región histórica como es Croacia y cuyos límites no son meros trazos burocráticos o geográficos... Lo que hoy es Croacia antes era el Imperio Austrohúngaro, lo que hoy es Bosnia antes era el Imperio Otomano y la minoría serbia que habitaba en Krajina son los descendientes de los mercenarios que Viena contrataba para proteger sus fronteras de los jenízaros de La Sublime Puerta...
No pocos libros sobre los Balcanes aluden a que la Casa Blanca de Clinton estaba conciente de lo anterior (leer La Trampa Balcánica de Francisco Veiga) por lo que para alcanzar la paz había que lograr que las fronteras históricas –y que Tito mantuvo durante la existencia de Yugoslavia- fuesen las mismas antes de la debacle (hay varios factores más, no lo duden, pero sucintamente esa puede ser una de las causas fundamentales). Por eso EE.UU., Alemania y la diáspora en Chile y Argentina se preocuparon de armar al, en un principio, desastroso e incompetente Ejercito Croata. Además Washington prestó apoyo logístico, y Alemania puso los marcos, para llevar a cabo una operación para recuperar Krajina (y Dalmacia) en agosto de 1995.
Para tan importante misión, quizás la futura paz en Dayton dependía de ello, se convocó a un ex mercenario croata, veterano de la guerra civil en Chad: Ante Gotovia, quien, de manera bastante expedita logró hacerse con la mentada región...
A su paso, claro está, dejó muerte destrucción, deportaciones, vidas truncadas, penas, odios, violaciones y todas esas horripilantes cosas que en las orillas del Drina y del Danubio fueron tópicos hace 15 años...
Cuando todo volvió a la normalidad Europa, no EE.UU., pidió la cabeza de Gotovina y de muchos otros, como nuestro conocido Ratko Mladic. Mientras Zagreb pasó a retiro a Gotovina y este se vio obligado huir, Belgrado protegió y quizás aún protege a Mladic...
Gotovina tuvo que errar por varios países (entre ellos Chile, donde nuestra profesional Policía de investigaciones lo dejó entrar sin inconvenientes). Cuando fue arrestado comía en un restaurante de Arona en Gran Canaria y no opuso resistencia. Estaba bien vestido, mantenía un afeitado pulcro y fácilmente podría pasar como un empresario croata de vacaciones en aquellas islas españolas. Las diferencias con RIN al respecto son apabullantes (comparar fotos)...

Esos factores
Lo de RIN es casi ordinario. Un vulgar prófugo. Aunque el buque insignia del grupo Prisa se encargue de subrayar que “había un importante red que protegía a RIN” el hombre cayó en 52 días y por más que se busque detrás de él no hay ninguna aura romantica, virtud usual en los prófugos.
Podemos concluir que ciertamente la policía chilena es profesional pues logró birlar esa supuesta “protección” en menos de dos meses. Pero a la vez los crímenes de RIN no tienen ningún atenuante. ¡Sí!, sé que no es comparable lo que ocurrió en la EX-Yugoslavia con lo que pasó en Chile... pero los Gotovinas, los Mladic tenían objetivos claros y sus propósitos eran tangibles. La página
www.antegotovina.com clarifica que el croata es un héroe en las barriadas pobres de Split, Omis, Zagreb... A RIN no lo lamenta nadie, salvo unos pocos uniformados que temen vivir las mismas circuntancias que Iturriaga.
Finalmente RIN está preso y el Estado de derecho sano y salvo. Los medios de comunicación hablarán de que cayó el Osama chileno. Pero ahora que justamente cayó, y con todas los bemoles antes señalados, su historia se parece más a la de Gotovina que a la de Osama y sería bonito que un avispado se percate y no se caiga otra vez en el ejemplo fácil e inocente.

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