Lo que más me sorprendió de Puente Genil fue una noticia que vi en el telediario. En Madrid también me hubiera sorprendido, pero el calor y la soledad de la habitación del hotel Xenil donde me alojé, hicieron de la sorpresa un instante elástico, que se estiró y extendió por el techo del pulcro habitáculo y no se cortó hasta ya entrada la noche, pues en el bar donde cené la noticia me acompañó (de hecho fue mientras saboreaba una ensaladilla con un pincho de pollo cuando empecé a escribir esta idea)...
"Los hermanos gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski. Cefalea permanente de Alemania y la UE. Incordio del mundo gay, pero dos políticos de nivel"
Y la idea no es más que una afirmación: Polonia está de moda...
Para bien o para mal, para mal o para bien, porque si algo tiene la Polonia de los integristas gemelos Kaczynski es que lo que para unos es ocio o libertad, para otros es vergüenza o libertinaje, y viceversa. Blanco o negro, rojo o blanco, amigos o enemigos y todos los lugares comunes que puede parir una dicotomía, incluida la peor: moralidad versus amoralidad.
El tema surge por el piloto polaco Robert Kubica, que al parecer es un ferviente católico (o nacionalista polaco, que no es lo mismo, pero le anda rondando). Aunque por desconocimiento del currículum extradeportivo del corredor, no sé en que parte de los extremos está, aunque tenemos un gran indicio... Kubica corre a 250 km/hora con una enseña del ex Papa Juan Pablo II en su casco. Eso fue suficiente para que el Vaticano abriera un investigación para averiguar si la milagrosa salvada que el piloto tuvo el 10 de junio en el circuito de Canadá, tras chocar espectacularmente fue precisamente eso: un milagro.
Se supone que el dios ese al que alaban los católicos está en todos partes y ¿por qué no? en un montón de asfalto y motores esparcidos en un orden mecánico. Pero en la Polonia de hoy; esa que quiere prohibir la homosexualidad, esa que le quería abrir un expediente al sospechoso Tinky Wynky (o como se escriba), esa que quiere declarar a Jesucristo Rey de Polonia, esa que investiga a todos los nacidos antes de 1972 por su posible afiliación al Partido Comunista en la dictadura de Jarulesky, esa que enarbola banderas ridículas para molestar a los grandes de Europa; esa Polonia caricaturesca sólo da risa, cuando no miedo, por lo que lo de Kubica no deja de ser otra historieta mitológica más allende el Order, aunque en este caso la iniciativa venga de Roma. Y seguramente, tal como muchas de los antecedentes antes nombrado finalmente quede en nada.
HISTORIA
Detrás de todo lo anterior hay un denominador común que es importante recalcar. Sólo hace 17 años que Polonia es un país más o menos libre, no sólo democrático, sino sacudido de influencias de una potencia extranjera (o dos), por lo que cada reacción de Varsovia debe mirarse no tan sólo con la perplejidad que de por sí generan Lech y Jaroslaw, sino con la seguridad de que las heridas de la II Guerra Mundial están muy lejos de supurar en una Europa posbélica.
Polonia, como nunca en su historia, puede faltarle el respeto a Rusia y a Alemania sin el miedo a un represaría catastrófica. Por eso no duda en pasar la cuenta del martirio que el país de báltico sufrió casi toda su existencia. Por eso reclama por las victimas de la II Guerra, que según Jaroslaw, redundarían en la población polaca y por tanto en el peso del país en la UE. Por eso veta las negociaciones que la UE mantiene con Moscú en lo que se refiere a las salvaguardas del trigo y los temas energéticos que tanto Berlín como Moscú quisieran tratar libremente, sin que entre ellos existiera eso... Polonia (aunque para los rusos sigue y será siendo un tapón para las “ambiciones” germanas).
Además ir en contra la corriente de una Europa cada vez más –por fin- laica esconde una inmadura reafirmación de la Idea de ser un Estado, de ser una Nación. Polonia se ha trasformado en el baluarte del intregismo católico no por un tema de defensa moral, que también, sino como una forma de reafirmarmiento de su existencia.
Por fin Polonia saborea el “ser” y lo hace sin pudor.
Quizás es una exageración, considerando la importancia política que tuvo el sindicato Solidaridad; pero creo que desde el 1 de septiembre de 1939, y por otras circunstancias, Polonia no daba tantos dolores de cabezas. Ni Boniek, ni Lato, ni Kapusinky, ni el matrimonio Curie. Son los gemelos los que han puesto en órbita a Polonia. Con armas horribles sin lugar a dudas, pero con el objetivo bien claro y lográndolo, hasta el momento... Me atrevo a decir que de todos los países del ex bloque comunista, el que mejor aspecto tiene para trasformarse en un Estado viable es Polonia y aunque esos hermanos pasen a la historia como un par de bufones, su labor estaría hecha.
¿Y de Puente Genil qué?Aparte del calor no muchos más. Otra vez me aventuré llegar a un pueblo perdido de la España profunda (antes fue Don Benito) a la hora de la siesta y con el sol sobre mi cabeza. El resultado de esa combinación es desastroso y por más que la gente sea amable con el viajero, la sensación de entrada que da el pueblo es nefasta. No pasó lo mismo en Ronda, no pasó lo mismo en Torremolinos, no pasó lo mismo en Cádiz, no pasó lo mismo en Gibraltar, pero es otra historia y por razones muy distintas.
PS: Me da lata hacer links, así que si hay algún dato que no se entienda o no se conosca, recurra a la web. Gracias.
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Intento recurrir a la web, pero no consigo encontrar por que Cadiz, Algeciras y Torremolinos fueron diferentes... Cual es esa otra historia? :P
ResponderEliminarUn saludo
PD y siento lo de Chile en la Copa America... :P
Busqué "conosca" y no me salió muajaja
ResponderEliminar:*